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"La crisis nos hace libres"

El presidente francés trata de aplacar el malestar desatado por la recesión

Antonio Jiménez Barca

Desde la última huelga general en Francia, celebrada el jueves pasado, Nicolas Sarkozy había estado callado. Los sindicatos convocaron ese día más de 200 manifestaciones por todo el país y sacaron a la calle a más de tres millones de personas, según sus cálculos. Sarkozy prefirió que fuera el primer ministro, François Fillon, el que diera esa tarde la cara. Pero ayer, el presidente de la República, habló de la crisis económica: "Esta crisis nos hace libres".

Sarkozy contestó a la protesta social en Saint Quentin (Aisne), una región del norte de Francia particularmente afectada por la recesión y el paro. Aseguró: "Los que más sufren no son los que más protestan. Y yo debo oír a los que salen a la calle, pero también a esa otra mayoría silenciosa que sufre en silencio".

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En un largo discurso de más de una hora, Sarkozy repasó (y defendió) su política económica, criticada por las centrales sindicales convocantes de la huelga, que le acusan de defender los intereses de las empresas y de los banqueros y no los de los trabajadores: "Hicimos lo correcto: sostener a los bancos para que siguiera funcionando el crédito. Si no lo hubiéramos hecho, habría sido peor. No hemos cometido ningún error". Por contra, habló de los bonus y de las retribuciones especiales a los ejecutivos bancarios: "No son honestas. No se puede remunerar con dinero público a unas gentes que no lo merecen". Y luego agregó: "Y os recuerdo que el dinero entregado a los bancos es un préstamo, no un regalo. Tiene intereses, que servirán para añadir fondos al Estado que a su vez se utilizarán en favorecer a los más débiles".

No fue un discurso de novedades, sino más bien pedagógico, encaminado a convencer a los ciudadanos de su acción. Nicolas Sarkozy desgranó, por tanto, las medidas sociales que su Gobierno ha destinado para "los más afectados por la crisis". Y añadió: "Y si esto sigue degradándose, haremos más". Anunció, eso sí, un plan especial y urgente dedicado a los jóvenes que se hará público antes del 15 de abril.

Los sindicatos y la izquierda le han criticado que centre especialmente su plan de reactivación económica en la inversión y no en el ciudadano medio, que no suba los salarios, que no suba el importe del salario mínimo profesional o que no suba los impuestos a los más poderosos. Sarkozy pasó de puntillas sobre las dos primeras cuestiones y respondió así a la tercera: "Yo no fui elegido para subir los impuestos".

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Después se refirió a la crisis en general: "La crisis nos hace libres porque ahora tenemos que construir el mundo nuevo que va a salir de ella". Después criticó "el capitalismo sin moral" y aseguró que no irá a ninguna cumbre, refiriéndose a la del G-20, que se celebrará la próxima semana, "para decidir que no se decida nada".

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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