Marruecos anuncia el fin de toda tolerancia con la homosexualidad
El Ministerio del Interior amenaza a la prensa que hace "apología" de los gays
"Nos hemos casado rezando la fatiha y ésta es nuestra historia de amor". El titular en rojo barre toda la portada de la revista Al Michaal, de Casablanca, en la que aparecen dos hombres con la cara tapada.
En las páginas interiores una pareja de homosexuales marroquíes narra su boda, que empieza como la de otras muchas de personas humildes en Marruecos, pronunciando la oración que precede la lectura del Corán. Aunque sean heterosexuales esas uniones carecen de valor legal, pero son muy comunes.
Pese a que Al Michaal apenas vende 6.000 ejemplares, esa portada ha hecho perder la paciencia a las autoridades marroquíes, a las que ya irritaban otros artículos. El semanario Tel Quel entrevistó, por ejemplo, a Samir Bargachi, un marroquí que desde España anima a Kifkif (De Igual a Igual), una asociación de apoyo a los gays de su país que nació tras la detención de 43 homosexuales que celebraban un cumpleaños, en Tetuán en 2004.
El relato en una revista de la boda entre dos hombres irrita al Gobierno
El Ministerio del Interior marroquí publicó, el pasado fin de semana, un comunicado en el que constata "que surgen voces, a través de los medios de comunicación, que intentan hacer la apología de comportamientos innobles que constituyen una provocación para la opinión pública nacional y no tienen en cuenta los valores morales y doctrinales de nuestra sociedad".
A continuación anuncia su "firme determinación a hacer frente, en el marco de las leyes en vigor, a todas las actuaciones contrarias a nuestros valores (...) religiosos o morales".
La homosexualidad está penada en Marruecos con entre seis meses y tres años de cárcel, pero los tribunales no suelen condenar por este "delito". La policía sí detiene periódicamente a gays con la aparente intención de amedrentarles. Este mes puso siete controles en el acceso a la popular romería de Sidi Ali Ben Hamdouch, cerca de Mequinez, para apresar a participantes con "aspecto homosexual", según denunció Kifkif. En total, detuvo a unos 25 a los que aparcó en una escuela mientras se celebraba la fiesta.
Mientras algunas publicaciones se muestran indulgentes con los gays marroquíes que intentan salir de la clandestinidad, el grueso de la prensa pide mano dura con los "pervertidos". Los más virulentos son los diarios At Tajdid, afín al islamista Partido de la Justicia y del Desarrollo, y Al Massae, el periódico de más difusión.
Injerencia española
El embajador de España en Rabat, Luis Planas, acabó incluso envuelto en la polémica después de que se fotografiase con el marroquí Bargachi y con Paco Ramírez, secretario de Colegas, una asociación española de gays y lesbianas. Ambos efectuaron hace un mes una gira por Marruecos "para tratar de hacer evolucionar las mentalidades", pero la reunión en la Embajada fue tachada por Al Massae de "inaceptable intromisión" española. "Injerencia española", tituló en portada el diario Le Soir, que pertenece a la misma empresa.
Bargachi, el coordinador de Kifkif, cree que Interior se ha visto empujado a sacar su comunicado por la campaña de estos diarios y la que se dispone a lanzar la formación islamista en vísperas de las elecciones municipales de principios de junio.
Pero Bargachi también "ve un lado positivo" en la nota difundida por Interior. "Leyéndola entre líneas deja claro que la lucha que anuncia contra esa supuesta deriva moral incumbe a los poderes públicos" y no a los espontáneos que están surgiendo.
Por delicada que resulte, la situación de los homosexuales en Marruecos es mejor que la que padecen en otros países árabes como Egipto, Arabia Saudí o Yemen.
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