El malogrado Heath Ledger no tiene quien le estrene
La película que el actor australiano rodó poco antes de morir a las órdenes de Terry Gilliam no encuentra distribuidor
No hace ni un mes, el recuerdo de Heath Ledger puso en pie a Hollywood para entregar a la familia del fallecido intérprete australiano el Oscar que nunca recibió en vida. Ahora llega la deshonra, con la posibilidad de que su último trabajo, el que dejó incompleto en The imaginarium of doctor Parnassus, de Terry Gilliam, nunca llegue a los cines en Estados Unidos (ni, por ende, tampoco a las salas de medio mundo) y pase directamente al DVD. El escritor y amigo del actor Allan Schiach aseguró a la prensa que la situación es "inconcebible". Y Kate Ledger dijo, al recoger el Oscar de su hermano por El caballero oscuro, que su último trabajo, del que ya había visto "un poco", era "maravilloso". "Heath tenía un gran entusiasmo e interés por su trabajo con Gilliam", añadió.
"Nadie se interesó en su momento, y ahora les costará caro", dice el director
Su hermana Kate aseguró en la gala de los Oscar que es un trabajo "maravilloso"
Hollywood no comparte el mismo sentimiento. La película lleva seis meses a la venta, y por el momento no tiene distribuidor. Según The Hollywood Reporter, las conversaciones entre la productora Davis Films y empresas como Lionsgate y Overture no han llegado a buen puerto. "Incluso con Heath Ledger como gancho es complicada de vender, y el cine de Gilliam es cada vez más experimental", resume la publicación. Y eso que El caballero oscuro ha recaudado sólo en Estados Unidos unos 400 millones de euros, cantidad que podría doblarse si se suma toda su taquilla mundial.
Ledger falleció en enero de 2008 de una sobredosis accidental cuando había rodado tan sólo un tercio del filme de Gilliam. El realizador decidió seguir, reescribiendo el guión y sustituyendo al australiano con Johnny Depp, Jude Law y Colin Farrell, que interpretan diferentes "transformaciones físicas" del papel de Ledger, el onírico Tony, el recién llegado a una extraña trama centrada en el enfrentamiento entre el milenario Dr. Parnassus (Christopher Plummer) y el diablo, o Nick para los amigos (Tom Waits). Las fotografías que salieron de la filmación mostraban a Ledger con la cara maquillada de blanco y un traje de payaso. Un filme de 23 millones de euros que Gilliam concluyó en agosto y que sólo tiene fecha de estreno en Inglaterra: será en junio. Existen rumores de su posible exhibición en el Festival de Cannes, pero a día de hoy no hay nada confirmado. Y con el sello Gilliam todo es posible.
El único miembro estadounidense de Monty Python es tan conocido por sus logros (Los héroes del tiempo, El rey pescador o Doce monos) como por sus enconadas peleas con la industria (Brazil) o sus fracasos (Tideland). Por no hablar de sus películas inacabadas, como The man who killed Don Quixote, o ni siquiera empezadas, como su versión del cómic Watchmen.
El realizador no parece preocupado: "No me importa esperar. Nadie mostró interés en el momento adecuado, y ahora les costará caro". Mientras, YouTube es el destino de los fans de Ledger. Allí pueden ver los dos vídeos musicales que dirigió el actor antes de su muerte: el de Quicksand, de la australiana Grace Woodroofe, que entona junto a Ben Harper una versión del clásico de David Bowie, y el que acompaña a uno de los singles del álbum We were dead before the ship even sank (Estábamos muertos antes de hundirse el barco), de Modest Mouse. Un título cargado de ironía a la vista de la situación. "Nada tiene sentido. En el mundo en el que vivo, Heath está en plena forma", resume Gilliam. Para él, como para muchos otros, Ledger sigue vivo, al menos en la pantalla.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.