La UE rechaza nuevos planes de estímulo
Merkel se niega a nuevas inversiones hasta que las ya adoptadas surtan efecto - Los Veintisiete pretenden que el G-20 endurezca la regulación del sistema financiero
La Unión Europea cierra filas frente a las pretensiones de EE UU de dedicar más dinero público para salir de la crisis económica. Los Veintisiete, en cambio, están unificando sus posiciones para llegar a la próxima reunión del G-20 en Londres con el objetivo común de endurecer la regulación y supervisión del sistema financiero. La canciller alemana, Angela Merkel, y los presidentes de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, y del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, rechazaron ayer con contundencia poner más dinero sobre la mesa.
A pesar de las fuertes presiones de Washington, Merkel manifestó que "no es el momento de nuevas medidas para el crecimiento. Hay que permitir el desarrollo de las existentes", afirmó en el Parlamento alemán. En su opinión, "la competencia para superarse unos a otros con promesas no calmará la situación". Merkel consideró "muy peligrosas" las contradicciones entre las dos orillas del Atlántico para responder a la crisis.
La canciller califica de "excesivo el déficit de muchos Estados miembros"
Alemania, que ya ha anunciado medidas de estímulo al crecimiento que totalizan 80.000 millones de euros, teme que cualquier incremento adicional del gasto público dispare el déficit. "Un gran número de Estados", precisó Merkel, "se encuentran ahora en déficit excesivo, lo que creará problemas ahora y en el futuro". En cualquier caso, Berlín sólo aceptaría nuevas medidas que empezaran en 2009 y 2010, porque considera "que no tiene sentido" hacer previsiones de gasto para 2014 o 2015.
Con la misma contundencia expresó su rechazo a más gasto público Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo y primer ministro de Luxemburgo, a su llegada a Bruselas para la primera jornada del Consejo Europeo. "Estoy completamente en contra", dijo, "de que los europeos sigamos el deseo estadounidense de tener programas de estímulo todavía más masivos". El primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, que presidirá la Unión a partir de julio, abonó estas tesis señalando que los planes de reactivación económica actuales (que ascienden a 400.000 millones de euros, un 3,3% del PIB) "son suficientes, hay que dejar que produzcan sus efectos".
Barroso, por su parte, consideró "difícil comparar Europa y Estados Unidos, porque tenemos sistemas muy diferentes". El jefe del Ejecutivo comunitario precisó que "el modelo social europeo es mucho más fuerte, con prestaciones para el desempleo más generosas para atenuar el impacto de la recesión". "No se puede comparar", precisó Barroso, "la situación de un asalariado de General Motors en Detroit [Estados Unidos] con la de un trabajador de Saab [filial de General Motors] en Suecia". En este sentido, recordó que las prestaciones por desempleo en Estados Unidos desaparecen a los seis meses, mientras que en muchos países europeos continúan después de este periodo.
En el marco de las iniciativas públicas, el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, propuso un mayor esfuerzo para la creación de empleo, según el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho.
Frente a la postura de rechazo a comprometer mas gasto público expresada por varios líderes de la derecha, el presidente de los socialistas europeos, Poul Nyrup Rasmussen, reclamó "más inversiones, más facilidades de crédito y un pacto por el progreso social". El líder socialista señaló que "la Comisión Europea promueve la ficción al decir que Europa está invirtiendo el 3,3% del PIB, cuando la cifra real es mucho menor, muy por debajo de lo que recomienda el Fondo Monetario Internacional". En su opinión, "Merkel y [Nicolas] Sarkozy están minando la credibilidad europea en Washington y en todo el mundo".
Para Rasmussen, "se han acabado los días en que el presidente Bush podía ser culpado por falta de un liderazgo mundial constructivo". "Hoy", dijo, "es Europa la que corre el riesgo de ser acusada por el resto del mundo".
Por otra parte, España recibirá 45 millones de euros de fondos comunitarios para la construcción a su paso por el país del gasoducto entre Francia y África. El proyecto, parte del plan de 5.000 millones de euros de la Comisión Europea para infraestructuras energéticas (de los que España recibirá 337,5 millones), obtuvo anoche el visto bueno de los jefes de Estado y de Gobierno de la UE, informa Ricardo M. de Rituerto.
Barroso suma apoyos para la reelección
Las discrepancias entre conservadores y socialistas empiezan a visualizarse también ante el nombramiento del nuevo presidente de la Comisión Europea. El presidente del Parlamento Europeo, Hans-Gert Pöttering, insistió ayer en que el futuro presidente de la Comisión sea confirmado por la Eurocámara el 15 de julio aunque el Tratado de Lisboa no haya entrado en vigor. Pöttering ha recordado que el nuevo Parlamento que salga de las elecciones de principios de junio deberá confirmar al candidato que proponga el Consejo Europeo del 18 y 19 de junio. El actual presidente, José Manuel Durão Barroso, cuenta con el apoyo del Partido Popular Europeo (PPE) y del club ibérico. Los socialistas José Luis Rodríguez Zapatero y José Sócrates, primer ministro portugués, han mostrado abiertamente su apoyo a la reelección de Barroso.
El líder liberal, Graham Watson, aspirante a la presidencia de la Eurocámara, se ha mostrado crítico con la gestión del ex jefe de Gobierno portugués, porque ha mostrado poca autonomía y "ha ido demasiado detrás de los primeros ministros".
Para el presidente del Partido de los Socialistas Europeos (PSE), Poul Nyrup Rasmussen, "la decisión por parte de los socialistas todavía no está tomada". Considera prioritario esperar el resultado del referéndum que debe convocar Irlanda para ratificar el Tratado de Lisboa. "Entonces decidiremos si hay candidato socialista o no". Esta posición de esperar es defendida también por el primer ministro húngaro, Ferenc Gyurcsany. La dirigente francesa Martine Aubry es la más firme partidaria de nombrar un candidato socialista para enfrentarse a Barroso. El nombre del británico Tony Blair, difícilmente representativo del mundo socialista después de su apoyo a la guerra de Irak, sigue contando con partidarios.
El pasado diciembre, los líderes europeos acordaron iniciar el proceso de reelección del presidente de la Comisión "sin retraso" tras las elecciones al Parlamento Europeo en junio. Pero en el consejo extraordinario del pasado marzo, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, se mostró partidario de esperar a la decisión de Irlanda sobre el Tratado de Lisboa.
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