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Entrevista:ALMUERZO CON... HAIM RABINOWITCH

"Logré dar sabor al tomate 'cherry' gracias a la genética"

"Como lo que me pone de buen humor. Prefiero la carne al pescado, y, por supuesto, me encantan las verduras". Haim Rabinowitch, ex rector de la Universidad Hebrea de Jerusalén y profesor de Agricultura, se zampa una hamburguesa. Los almuerzos en jornada laboral en Israel son a hora temprana y no demasiado elaborados. Rabinowitch elige un restaurante de comida rápida en Rehovot, sede de la Facultad de Agricultura, una ciudad al sur de su Tel Aviv natal donde abundaban los campos de naranjos, aún diseminados junto a las aceras. La sofisticación la deja para los laboratorios. Usted, lector, probablemente ingiere a menudo una invención -"no es una invención", interrumpe, "no soy Dios"- de este hombre locuaz. "El tomate cherry ya existía. Sólo le dimos el sabor que no tenía y ampliamos el tiempo en que puede almacenarse porque se pudría rápidamente. La genética es una herramienta muy poderosa".

El ex rector de la Universidad hebrea de Jerusalén es un maestro de la semilla

Enseñanza y agricultura son sus pasiones desde que comenzara a trabajar en el kibutz de Sde Boker -"por allí vivía entonces retirado David Ben Gurión"- en la década de los sesenta. "En los años ochenta el Gobierno me dijo que debíamos invertir en desarrollo de semillas para plantarlas sólo en Israel. Pero aquí no tenemos tierra. Así que ahora exportamos 78 millones de euros anuales. Más del 25% de los pepinos que desde España se venden a Europa nacen de semillas israelíes. La semilla es conocimiento: genética, bioquímica, nutrición, ecología".

A sus 68 años, el maestro destila entusiasmo. Entre bocados a la carne servida en el restaurante -alejado de la dieta kosher, frecuente en Jerusalén-, explica los sistemas de irrigación por goteo; cómo se ha informatizado el riego para que una planta que está a la sombra reciba menos agua que otra a la que da el sol; los métodos de riego subterráneo para que los animales no los dañen; las piscifactorías-invernadero para acortar el ciclo de desarrollo de los peces...

Rabinowitch, ya con su enorme café capuchino entre las manos, rebate el alarmismo de los grupos ecologistas sobre la escasez de agua en Oriente Próximo y las críticas a su masivo gasto en los cultivos. "Entre el Jordán y el Mediterráneo se consumen 2.000 millones de metros cúbicos. Toda la que hay. Hoy desalinizamos un metro cúbico por 0,45 euros. Si mañana dejara de llover, el abastecimiento costaría 940 millones de euros. No habrá guerra por este motivo". Sí sufren la batalla presupuestaria las universidades israelíes. La crisis y el frenazo en las donaciones de la comunidad judía norteamericana lastiman estos viveros de científicos y patentes.

-¿Por qué tan elevado porcentaje de premios Nobel son judíos?

"En Israel", precisa Rabinowitch, "vive el 0,1% de la población mundial, pero cuenta con siete de las 500 mejores universidades. En la mejor tradición judía, el conocimiento no es sólo una obligación, es una misión, ya sea en Polonia o Yemen. En los yacimientos arqueológicos se hallan lámparas empleadas para alumbrar a los niños mientras estudiaban. Además, los judíos fueron muchas veces expulsados y vetados en muchas profesiones. No podían llevarse sus bienes, pero sí sus conocimientos". El 23% de los galardonados son judíos. Sólo en la Universidad Hebrea, seis de sus docentes han logrado el premio desde 2000.

Restaurante Black. Rehovot (Israel).

- Dos hamburguesas: 98 shekels.

- Dos cervezas: 56.

- Dos capuchinos: 28.

- Limonada: 12.

- Tarta de queso: 15.

Total: 209 shekels (39,43 euros).

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