La OTAN critica al presidente Karzai por adelantar las elecciones afganas

La decisión del presidente Hamid Karzai de adelantar las elecciones de agosto a abril ha desatado una tormenta política en Afganistán y ha alarmado a los aliados. Karzai, que pretendía no tener que dejar el cargo antes de la convocatoria, se arriesga a pagar caro su órdago. La oposición le acusa de manipulación, y, a falta de que la Comisión Electoral Independiente se pronuncie el jueves, sus aliados advierten de que el cambio provoca dificultades.

"No participaré en unas elecciones falsas en abril", dijo ayer Ashraf Gani, ex ministro de Economía y uno de los 12 candidatos que anunciaron que se presentarían en agosto, según Reuters. Otros aspirantes han acusado a Karzai de fomentar "el caos y el desorden" para celebrar una votación injusta. Casi nadie cree que sea posible organizar las elecciones con garantías de aquí a abril.

La Comisión Electoral había fijado el 20 de agosto para dar tiempo a desplegar a los 17.000 nuevos soldados estadounidenses previstos y a llevar el material electoral a las áreas más remotas.

Pero el principal partido de la oposición, el Frente Nacional, tachó la decisión de inconstitucional, porque le permite a Karzai permanecer en la presidencia cuatro meses después de la conclusión de su mandato, el 21 de abril. Por ello exigió que se adelantara la fecha o que dimitiera a favor de un Gobierno provisional. En ese caso, Karzai, que ha declarado su intención de presentarse a la reelección a pesar de la creciente impopularidad de su Gobierno, se habría quedado sin las ventajas que supone hacer campaña desde el poder.

De acuerdo con la Ley Fundamental, los comicios deben llevarse a cabo "entre 30 y 60 días antes de que concluya el mandato presidencial". Ahora bien, como ha recordado ayer la Fundación para unas Elecciones Libres y Justas de Afganistán, también pide que sean "justas y transparentes", algo que la Comisión no parece en condiciones de garantizar de aquí a abril. De ahí que ese órgano de vigilancia considere que "el decreto presidencial interfiere con las competencias de la Comisión Electoral". Además, recuerda, tampoco respeta el plazo de 140 días que según la ley electoral tienen que transcurrir entre la convocatoria y la cita con las urnas.

A los países occidentales implicados en sacar adelante Afganistán les preocupa que surjan dudas sobre la legitimidad de esta segunda elección presidencial desde la expulsión de los talibanes del poder, a finales de 2001. Tanto para la nueva Administración estadounidense como para la OTAN (que en la actualidad lidera la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad, ISAF) sería un golpe mortal a su estrategia de reforzar el sistema político, hoy desacreditado y corrupto, para quitar argumentos a una insurgencia que no se puede vencer sólo con medios militares.

La Alianza Atlántica mostró ayer su inquietud por el adelanto de las fechas electorales. "Es Afganistán el que debe decidir la fecha", declaró su portavoz, James Appathurai, antes de reconocer que las tropas de la ISAF "tendrán más medios para las elecciones en agosto que en una fecha anterior". EE UU, que es el principal aliado de Afganistán pero ha perdido su confianza en Karzai, también se inclina por agosto.