Muerte en Castellón
El 2 de julio de 2007 enviamos a nuestra hija Mariqueta de seis años al campamento del Club de Campo del Mediterráneo, Borriol, Castellón. La vimos de nuevo el día 5. Yacía en coma en la UCI, desfigurada, irreconocible. No había esperanza: un macetero de 70 kilos sin anclar, le había aplastado la cabeza. Falleció dos días después.
Con indignación hemos sabido que el campamento no tenía licencia específica, ni plan de seguridad, ni adecuación de instalaciones, ni personal con contrato en vigor, ni titulación específica. Estaba plagado de maceteros de 70 kilos a 1,30 metros de altura sin anclar. Ninguna de las monitoras vio el hecho. Fue su primo de cinco años, que también participaba en el campamento, quien dio el aviso. A pesar de esto, el Juzgado de Instrucción número 5 de Castellón archivó el caso. Esta decisión la adopta tras una instrucción en la que ni siquiera tomó declaración a los organizadores del campamento.
Todo pese a que la fiscalía considera que "los hechos serían constitutivos de delito o al menos de falta" y "que interesa la revocación del auto de archivo". El Ayuntamiento de Borriol no realizó ninguna inspección ni siquiera después de la muerte de Mariqueta: sus compañeros siguieron expuestos a los mismos peligros. Tampoco se ha implicado el Síndico de Agravios de la Comunidad Valenciana. Una posible explicación es que el presidente del Club de Campo del Mediterráneo es Carlos Fabra. En memoria de Mariqueta, no aceptamos el dictamen de un sistema parcial y arbitrario y estamos dispuestos a dar la batalla.
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