"EE UU resurgirá más fuerte", promete Obama
El presidente estadounidense presenta al Congreso su proyecto de cambio arropado por un gran respaldo popular
A hombros de una nación que aún cree en él de forma abrumadoramente mayoritaria, Barack Obama presentaba anoche, por primera vez, ante el pleno del Congreso, un proyecto de profundas transformaciones políticas y económicas con el que promete reconducir a EE UU y al mundo por la senda de la prosperidad.
"Quiero que los norteamericanos sepan esto: nos reconstruiremos, nos recuperaremos y Estados Unidos resurgirá más fuerte que antes", afirmó el presidente, según los extractos del discurso adelantados por la Casa Blanca poco antes de su comparecencia.
Sin ser, formalmente, el discurso anual de balance sobre el estado de la Unión -con 36 días en el cargo poco puede decir al respecto-, la presencia de Obama en el Capitolio superó ampliamente la expectación de la de muchos de sus predecesores. Hacía décadas que el país no se encontraba ante tan sombrío panorama económico, y la comunidad internacional, ante tanto desasosiego.
"Estamos viviendo tiempos de dificultad e incertidumbre", admitió el presidente, "pero el peso de esta crisis no determinará el destino de esta nación".
Optimismo
Obama ha tenido dificultades para contagiar a la oposición en el Congreso esa confianza, pero no a sus compatriotas. Un 77%, según una encuesta publicada ayer por el diario The New York Times y la cadena CBS, se muestra optimista sobre el rumbo de los próximos cuatro años. Ese sondeo y otro que dieron a conocer The Washington Post y la cadena ABC prueban que el presidente habló anoche ante los congresistas investido de una autoridad descomunal: un 68% cree que está cumpliendo sus promesas, y un 58% confía en que su reciente ley de estímulo económico servirá para resolver los problemas actuales.
Ese optimismo tiene aún más valor en la medida en que la gente confiesa que su posición actual es desastrosa. Un 61% considera que la situación económica es muy mala; un 64% teme que algún miembro de su familia pierda el trabajo a lo largo del año.
Los estadounidenses culpan a los republicanos, no al presidente, de la escisión ideológica que se produjo durante el debate de la ley de estímulo. Un 73% piensa que Obama hizo todo lo posible por atraer a la oposición, mientras que sólo un 34% valora los esfuerzos de los republicanos a favor del bipartidismo. El índice de aprobación general del partido opositor se queda en un 38%.
Todas estas cifras ilustran el enorme margen de confianza que Obama tiene aún para cumplir con su programa de cambios. Un margen que no es mayor, sin embargo, que los problemas a resolver. Sin incluir los asuntos de política exterior, el presidente mencionó anoche las áreas de actuación urgente: la promoción del crecimiento económico, la creación de empleo, la estabilización del sistema financiero, quizá con la nacionalización de algunos bancos, la reducción del déficit público, la creación de una sociedad de energías renovables y la reforma del sistema sanitario para garantizar asistencia casi universal.
Cualquiera de esas obras justifica una presidencia. Obama intenta hacerlas todas en cuatro años. "Es necesario ser agresivo en tiempos en los que una estrategia tímida podría conducirnos a una catástrofe económica de larga duración", explicó su principal consejero político, David Axelrod. "Creemos que los tiempos exigen una acción agresiva y vigorosa, y vamos a tener que hacer muchas cosas al mismo tiempo", admitió.
El presidente dio en el Capitolio algunos datos sobre cómo piensa acometer esas empresas. Algunas están ya en marcha. Como la ley de estímulo de 787.000 millones de dólares (615.000 millones de euros), sobre la que ahora queda demostrar eficacia y acierto en la elección de las inversiones.
Pero Obama ya ha advertido que esa ley es sólo una de las piezas para levantar la economía. Otra, la de la intervención en el sistema financiero, está en proceso de decisión, ante la desconfianza de Wall Street. El jueves, con la presentación del presupuesto para el año fiscal de 2010, la Casa Blanca desvelará más detalles sobre cómo cumplir con el objetivo de reducir a menos de la mitad en cuatro años un déficit que pronto va a ser de 1,5 billones de dólares. Y la próxima semana, en una cumbre especial en Washington, se establecerán las líneas maestras de la reforma sanitaria.
Nadie puede negarle a Obama su activismo. Lo que esta semana intenta ganarse también es el reconocimiento a sus buenas ideas.
Popularidad al alza
- La última encuesta deThe New York Times y CBS otorga a Obama un nivel de aprobación de su gestión del 63%, 10 puntos por encima de la popularidad que tenían los ex presidentes George W. Bush y Bill Clinton a estas alturas de la legislatura.
- La encuesta de The Washington Post y ABC News señala que el 68% de los estadounidenses aprueba la gestión del nuevo Gobierno. Un 58% confía en que la ley de estímulo económico resolverá la crisis.
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