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Elecciones 1-M

Cambio de modelo

Los expertos proponen aprovechar la crisis para cambiar e innovar en el sistema de relaciones laborales

Pedro Gorospe

Los sindicatos y todos los agentes económicos vascos han pasado en cinco meses de discutir sobre la calidad del empleo a hacer cábalas sobre cuándo llegará la tasa de paro al 10%. Se ha pasado en semanas de una situación de pleno empleo técnico (por debajo del 5%) al debate sobre cuánto durarán las prestaciones económicas de la Seguridad Social, a la vista de la destrucción masiva, de momento temporal, de puestos de trabajo que se está produciendo.

Los problemas de los trabajadores vascos siguen siendo los mismos de siempre -salario, jornada, conciliación de la vida familiar y laboral, vacaciones, derechos sociales, mejora de la salud laboral- pero el debate ya sólo tiene un eje: empleo o desempleo. La crisis se ha llevado por delante los matices, y en los centros de trabajo ya sólo se pinta con brocha gorda, hasta el punto de que los derechos asociados al empleo también se están resintiendo.

Los derechos asociados al empleo también se están resintiendo
Felipe Serrano: "Hay que vincular la movilidad a la innovación"
Sindicatos y patronal están muy cómodos limitando su pugna a jornada y salarios
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Expertos en relaciones laborales opinan que esta situación debiera abrir la puerta a cambios en la estructura de la negociación colectiva y convertirse en una oportunidad para repensar el modelo de relaciones en el trabajo. "Sindicatos y patronal se sienten muy cómodos en la batalla de parámetros controlables como salario y jornada, pero ese modelo está en crisis, y tanto unos como otros debieran de formarse para transformarlo en otro más flexible y vinculado a la innovación, en todos los sentidos", apunta el catedrático de Economía Aplicada de la UPV Felipe Serrano. "Estaba convencido de la necesidada de reformar el sistema cuando no había crisis, así que ahora con más razones. El modelo tiene que evolucionar", añade.

No es el único. El presidente del Consejo de Relaciones Laborales (CRL), Tomás Arrieta, también considera que habría que acometer una simplificación de la estructura de la negociación colectiva, de entrada, e ir incorporando nuevos parámetros. Más cauto se muestra a la hora de fijar el inicio de ese proceso: "A veces la urgencia y las prisas que introduce la crisis no son buenas consejeras a la hora de acometer ese tipo de debates y de transformaciones".

El problema que tiene una reforma en Euskadi pasa precisamente por la vulnerabilidad del sistema. Cerca del 90% de los trabajadores están afectados por la negociación sectorial y, si falla, la desprotección en que quedan los empleados puede alcanzar niveles enormes, como ya sucedió hasta 2007, cuando Vizcaya y Álava llegaron a estar cinco años sin conocer un convenio del Metal. Y más cuando el sindicato mayoritario ELA prefiere cerrar acuerdos de empresa frente a los sectoriales.

Lo cierto es que esta crisis todavía no ha hecho más que comenzar, y seguramente va a ir a peor. Como dicen desde las instituciones de análisis de la coyuntura económica, todavía existe una variante a estas alturas de la jugada que la hace algo más llevadera. De momento, la destrucción de las condiciones económicas se ha acelerado en el último trimestre de 2008 y en lo que va de 2009, pero casi el 90% de los expedientes de regulación de empleo (ERE) se cierran con acuerdo con los comités de empresa. En esas condiciones, casi igual porcentaje de los trabajadores afectados tienen una fecha de vuelta al trabajo.

Algunos de los especialistas consultados avisan de que el problema en serio comenzará en 2010, "cuando los parados acaben de recibir las prestaciones por desempleo, empiece el impago a gran escala de los créditos hipotecarios y las familias deban empezar a recurrir a los servicios sociales" de manera visible.

Lo cierto es que nadie sabe donde está el fondo de esta crisis, pero los más pesimistas empiezan a tener el crédito de los realistas. Los sectores caen, uno tras otro en un perverso efecto dominó: los préstamos bancarios siguen congelados, cae la construcción, el consumidor ve reducidos sus ingresos y frena el gasto, la industria se resiente y reduce las producciones, el transporte no tiene mercancías que mover, la publicidad deja de tener sentido...

El tripartito empezó 2008 con una previsión de incremento del Producto Interior Bruto (PIB) del 3,6% y lo cerró con una estimación del 2,2%. La realidad lo ha dejado en un 2%. Elaboró los presupuestos de 2009 con una previsión del 1,5%, revisado al 0,5% hace apenas un mes. Sin embargo, en el último trimestre de 2008 la economía vasca se desplomó un 1,1%. Un trimestre más así y entrará técnicamente, como el resto de España, en recesión, lo que el Gobierno vasco se obstina en decir que no sucederá.

La mayoría de los analistas se muestran convencidos de que tras esta crisis sólo triunfarán aquellas empresas que aporten valor añadido a sus productos y aquellos trabajadores con formación para poder hacerlo.

Serrano propone una reforma de las relaciones laborales que introduzca factores de movilidad de la plantilla vinculados a la innovación, y cierto riesgo en las condiciones, pero en ambas direcciones, incluyendo la coparticipación de los trabajadores en la gestión, y en los consejos de administración. Este catedrático explica que la innovación exige inversión en formación de la mano de obra, y no existen incentivos para realizar tal inversión cuando la relación contractual del trabajador con la empresa es de naturaleza temporal.

En su opinión, una clave para avanzar en estos momentos de crisis pasaría por modificar la otra pata del modelo de relaciones laborales, la legislación, para disminuir la temporalidad sin afectar negativamente al empleo, y a la vez beneficiar así a la innovación. La tasa de temporalidad en Euskadi ascendía a finales del año pasado al 25,4% (2,8 puntos menos que al término de 2007), pero porque la mayoría de la pérdida de empleo, en torno a 35.000 personas el pasado año, se centró en los contratados temporales.

El tripartito ha puesto en marcha un plan de ayudas para financiar la formación de los trabajadores afectados por ERE, pero los sindicatos consideran que no es ésa la fórmula.

De hecho, las fuerzas sindicales siguen basando su discurso en mantener las condiciones laborales, como salario y jornada, para salir de una crisis que atribuyen a la ambición y los márgenes exagerados. Lo cierto es que tanto patronal como sindicatos se sienten cómodos en un esquema de negociación colectiva ya conocido y en el que unas veces ganan unos y otras veces otros. Tal esquema "debería ser modificado para recobrar la efectividad y para adaptarse a una situación cambiante del mercado y de las empresas", dice Serrano

De momento, se trata de un sálvese quien pueda. El presidente de la patronal Confebask, Miguel Lazpiur, aseguró recientemente en un foro de economía que las crisis implican cambios y que también pueden ser fuentes de oportunidad y de expectativas de mejora. "Debemos aprovechar y dirigir nuestras actuaciones y energías hacia las transformaciones que nos permitan posicionarnos adecuadamente en el futuro", indicó. Lazpiur no se refería a transformar las relaciones laborales, pero, como apuntan los expertos, tarde o temprano tendrá que dedicarle a esa cuestión unas palabras similares.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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