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Elecciones 1-M

"Cuidado, ya veis cómo se acercan"

El PNV toca a rebato y rememora lo sucedido en 2001, ante su empate con el PSE en las encuestas y el riesgo de una investidura de López con el apoyo del PP

Los indecisos no se definen, el empate con el PSE-EE que revelan las encuestas sigue inamovible y el temor a la desmotivación de su electorado sigue siendo la primera preocupación del PNV, ante el riesgo cierto, e interiorizado entre sus cuadros y dirigentes, de que el candidato socialista, Patxi López, pueda resultar lehendakari.

Ese riesgo, asociado siempre al apoyo del PP en la investidura, se está convirtiendo en la campana con la que el PNV trata de tocar a rebato ante el electorado nacionalista en su conjunto. Esgrime la mayor confianza que despierta su candidato, Juan José Ibarretxe, pero teme que quienes así se lo reconocen "se queden en casa". "Esta semana, a trabajar a la calle", instó a los suyos anoche.

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"Cuidado, ya veis cómo se acercan", advirtió el propio Ibarretxe, citando la encuesta hecha pública ayer por su Gobierno, en un mitin en Basauri. Y el objetivo de los que vienen es "disolver la identidad vasca en la española como un azucarillo en el agua", añadió. El pacto entre socialistas y populares "está confirmado, aquí y en Madrid".

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No es suficiente ganar, sino hacerlo con muchos votos y muchos más escaños" dijo por su parte la cabeza de lista por Vizcaya, Izaskun Bilbao, al millar de asistentes entregados que dejaron pequeña la carpa preparada en Basauri para el acto. "Estamos en la misma situación de 2001, ésa es la realidad: trasladadla a la calle", había pedido antes en Ondarroa.

Basauri fue una plaza cuidadosamente elegida para que los tres oradores, Ibarretxe, el presidente del partido, Iñigo Urkullu, y Bilbao, insistieran en la amenaza que supone el apoyo "gratis" del PP, en palabras de Urkullu, al candidato socialista para su investidura como lehendakari. "Lo que es impensable en España es posible en Basauri", dijo refiriéndose al acuerdo entre ambos partidos que permitió el PSE recuperar el gobierno municipal. "¿Con qué otros votos quiere ser lehendakari López, con los del PNV?", ironizó Ibarretxe, entre las risas de los suyos.

La mayoría absoluta que sumarían ambas formaciones tras la ilegalización de las candidaturas abertzale es el argumento permanente de los peneuvistas para movilizar, como en 2001, el voto del miedo a ese frente españolista, que trasladaría a Madrid las decisiones "económicas y políticas" que ahora se toman en Euskadi. Ésa es la consigna, pero la militancia del PNV que intenta convencer a pie de calle, en el trabajo o en la familia que se vote al partido advierte a sus dirigentes y candidatos de que encuentra dificultades. Que el mensaje no pasa como pasaba hace ocho años.

El PNV trata de desmontar las promesas del candidato del PSE-EE, unas por ya realizadas, dijo Urkullu, como la paridad en el Gobierno o el centro de investigación en energías renovables "que se sacó de la manga", y otras porque el Gobierno central las niega, en referencia al transpaso de las competencias en materia de política penitenciaria.

También se agarra a la comparación entre los currículos profesionales de ambos contendientes, incluida la alusión "respetuosa" a la falta de titulación universitaria de Patxi López. "Le apreciamos, es un chico majo", dijo el presidente del PNV parafraseando al alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna. "Sabemos de sus aficiones, pero experiencia para gobernar, cero", recalcó.

El PNV intenta desactivar el atractivo que pueda suponer la idea de cambio y ganarlo para la de seguridad en la gestión económica, un ámbito en el que sus candidatos retan constantemente al candidato socialista. Ayer, Ibarretxe desautorizó su idea de recurrir al un endeudamiento de 3.000 millones para hacer frente a la crisis. "Es el cambio del cangrejo; hacia atrás", hacia un modelo de "retraso económico". Y de "traslado del centro de decisión política y económica a Madrid" para controlar a Euskadi en ambos terrenos, si PSE y PP logran su objetivo de "echar a los euskaldunes de Ajuria Enea", concluyó.

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