Washington invita al régimen iraní a un diálogo "cara a cara"
El presidente cree posible reanudar las relaciones en los "meses venideros"
Entre estímulos económicos y crisis financieras, entre un viaje a Indiana y otro a Florida para conectar con el pueblo llano, Barack Obama tuvo la oportunidad -y el tiempo- de presentar una nueva política en relación con uno de los más complejos problemas internacionales. El presidente de Estados Unidos aseguró en su primera conferencia de prensa, el lunes por la noche, que en los próximos meses buscará un diálogo abierto "cara a cara" con Irán. Fue la prueba más patente del distanciamiento de Obama de la política exterior de su predecesor, George W. Bush.
Pese a reconocer que en el pasado "ha habido mucha desconfianza" y que los avances no se van a producir "de la noche a la mañana", el presidente informó de que su Administración ya está trabajando en una nueva estrategia respecto a la república islámica para encontrar áreas en las que sea posible el diálogo, dejando atrás tres décadas de enfrentamiento con uno de sus más declarados enemigos. "Estamos revisando nuestra actual política hacia Irán. Mi expectativa es que en los meses venideros encontremos aperturas que nos lleven a sentarnos en una mesa, cara a cara".
El nuevo mandatario critica con dureza a su homólogo afgano, Hamid Karzai
La Casa Blanca exige a Teherán que deje de financiar a Hamás y Hezbolá
Pero la rama de olivo tendida venía con condiciones. Irán debe dejar de financiar a grupos radicales como Hamás o Hezbolá; debe abandonar el lenguaje belicoso contra Israel y, por supuesto, debe -con mayúsculas- abortar su programa nuclear. Para el presidente, todo lo anteriormente mencionado "crea la posibilidad de desestabilizar la región" y no sólo va en contra de "intereses nacionales de EE UU" sino en contra de los intereses "de la paz mundial".
Una vez que Washington se ha pronunciado, le toca mover ficha a Teherán. "Ha llegado la hora de que Irán mande señales de que desea actuar de manera diferente y de que reconozca que al tiempo que tiene ciertos derechos como miembro de la comunidad internacional, con esos derechos también vienen ciertas responsabilidades", declaró Obama.
Durante la casi hora completa que duró la comparecencia ante los medios, Obama contestó 13 preguntas, sólo tres de las cuales versaron sobre política exterior. Tras Irán, el turno fue para Afganistán. Y de nuevo, a diferencia de la adulación que siempre usó el anterior presidente hacia el mandatario de aquel país, Obama criticó con dureza a Hamid Karzai. Con el país sumido en la violencia, la corrupción y el tráfico de drogas, en opinión de Obama, el líder afgano vive ajeno a la realidad y "despegado de la comunidad que le rodea".
Dijo Obama que no iba a permitir que "Al Qaeda o Bin Laden operen con impunidad y planifiquen ataques contra el territorio estadounidense". Por eso, aseguró el presidente, su equipo de seguridad nacional está revisando la estrategia seguida en Afganistán, que hasta el momento ha fracasado en erradicar a terroristas e insurgentes. Ya no se trata de apoyar una democracia que brilla por su ausencia, sino de luchar contra el terrorismo con todas las armas posibles. "Vamos a necesitar una coordinación más efectiva de nuestros esfuerzos militares y diplomáticos", enfatizó Obama.
Las dos guerras de EE UU fueron en la noche del lunes protagonistas por algo más que simple estrategia bélica. En nombre de la transparencia prometida por el hoy presidente durante su campaña electoral, se le cuestionó sobre si los ciudadanos estadounidenses podrían ver a partir de ahora imágenes de los cadáveres envueltos en banderas que llegan a EE UU a través de la base aérea de Dover (Delaware). La respuesta no despejó la incógnita. "Estamos en proceso de revisar esa política junto al Departamento de Defensa, así que no voy a dar una respuesta ahora antes de haber evaluado y entendido las implicaciones que tendría".
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