José Ángel Valente, un místico de la palabra
Mañana, EL PAÍS publica, por 8,95 euros, una antología del escritor gallego José Ángel Valente (1929-2000), uno de los poetas más importantes de la literatura de posguerra, si es que cabe alguna etiqueta a un intelectual como él. Porque, a pesar de que, atendiendo a su fecha de nacimiento, el autor de No amanece el cantor pertenecería a la generación de los años cincuenta, el poeta, ensayista y traductor de autores como John Keats, Paul Celan o Konstatinos Kavafis, no resulta fácil de clasificar en una corriente determinada.
Valente, en efecto, no es encasillable porque su obra, singular como pocas, responde a un único compromiso: con la palabra. Él mismo decía que era bueno mantenerse al margen de las corrientes y los grupos: "Hay que romper la noción de contemporaneidad. Llegado un momento, el escritor tiene que hacer una opción de soledad absoluta, no tiene contemporáneos".
De ahí quizás el proceso de interiorización a que remite siempre su obra: prosa y verso que trabajan a las órdenes del esencialismo y que despojan la palabra de su sentido para crear vacíos en torno a sus grandes temas: la ausencia, la muerte, la esperanza, el dolor, la soledad y el desierto. Ese sentir se expresa bien en el concepto que Valente tenía de la poesía como algo complejo, casi etéreo: "La poesía no sólo no es comunicación; es antes que nada o mucho antes de que pueda llegar a ser comunicada, incomunicación, cosa para andar en lo oculto".
El escritor Juan Goytisolo, en el prólogo del libro, destaca cómo el valor del poeta radica en la busca exacta del verbo para conseguir situarlo entre el silencio y la locuacidad. "Digámoslo bien alto: la ejemplaridad de Valente estriba en su busca señera del verbo, en la decantación de una palabra-materia que aspira a la palabra total. Su modelo, en la ingravidez y excepcionalidad, fue san Juan de la Cruz. Ningún autor de nuestra lengua ha llevado más lejos, cito a Valente, 'la fulgurante encarnación de la palabra'. Como él, el autor de Fragmentos de un libro futuro se propuso alcanzar la radicalidad última que preludia el silencio. Sabía -vuelvo a citarle- que 'no hay experiencia espiritual sin complicidad de lo corpóreo", explica el novelista.
Sus principales libros de poesía son A modo de esperanza (1954), Poemas a Lázaro (1960), La memoria y los signos (1966), Material Memoria (1979), Mandorla (1982), El fulgor (1984), Al dios del lugar (1989) y Fragmentos de un libro futuro (2000). Ganó los premios Príncipe de Asturias de las Letras, Nacional de Poesía y Adonais, entre otros. Valente destacó también como ensayista. Gran parte de ellos están recogidos en Las palabras de la tribu (1971) y La piedra y el centro (1983). Además colaboró con pintores como Antonio Saura y Antoni Tàpies como autor de libros de arte.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.