Elogio del cinismo

Parafraseando a Tom Cruise, lo mejor de Madrid es la sardana, o viceversa. El actor dijo el otro día en Copacabana que "lo mejor de Brasil es el tango". Cruise no es ignorante; es cienciólogo, nada menos. O estaba delirando, cosa probable, o su humor es asilvestrado, o tiene un cinismo sorprendente. Algo parecido ocurre con la comisión para investigar el espionaje a cargos relevantes del PP en la Comunidad. Más que una investigación, eso parece un corro, un círculo cerrado, una cobla donde danzan los populares, ellos solos, al compás de lo que toca la tenora, la presidenta. Un alucine. Mira cómo tiembla ella. Se le van a chamuscar las manos de tanto ponerlas sobre el fuego.

Lo que resulte de semejantes pesquisas parlamentarias puede ser el hazmerreír de todo el Estado. Alguien tendrá que pagar el pato y comerse el marrón, aunque nada más sea por no hacer el ridículo ante la opinión pública. Esto podría acabar como un magnífico episodio marxista-simpsoniano: algo de Groucho y algo de Homer. También es muy posible que se vaya enredando la madeja y nos intenten hacer creer que todo resultó agua de borrajas, un espejismo montado por sus enemigos políticos. Si no fuera porque estas cosas desprestigian las democracias, las carcajadas traspasarían el Alto de los Leones y llegarían a Tombuctú.

Igualmente, parece que hay mucho cinismo en los pelotazos que se han descubierto en Valencia, Villaviciosa de Odón y Majadahonda. Les oyes hablar a algunos de los implicados y parece que son santos y benefactores de la humanidad. Pero tiemblan, porque está Garzón tras ellos. Es seguro que las indagaciones del juez tendrán resultados más contundentes que las de la comisión del espionaje de Madrid.

Cuestiones de este calibre colaboran eficazmente a la degradación paulatina de la noble palabra cinismo, que proviene de raíz griega y significa perro, ideología y costumbres caninas. Lo de aquí nada tiene que ver con la escuela filosófica fundada por Antístenes, precursora del estoicismo y del sosiego.

Sea lo que fuere, está haciendo un tiempo de perros... y lo mejor de Madrid es la sardana.