¿Dos ciudadanos iguales?
Aún no hace dos meses desde el último asesinato de ETA. Lo hizo nuevamente en un municipio gobernado por ANV y, nuevamente, quienes estaban en minoría al frente del Ayuntamiento volvieron a mirar para otro lado, repitiendo la película de dependencia del terrorismo y de cobardía que tantas veces hemos visto en las últimas tres décadas.
En consecuencia con esta indignidad, el PNV encabezó públicamente la iniciativa para desbancar al alcalde de Azpeitia desde el primer minuto y, no sin dificultades, finalmente lo ha conseguido con el acuerdo parcial de EA. Bien que me alegro. Y creo que, conmigo, todos los demócratas de Euskadi. Pero, tanto para que esta sociedad vaya recuperando la salud democrática que la enfermedad del terrorismo nos ha ido quitando en los últimos años como para que no se pueda pensar que existen diferencias entre "blancos" y "negros" en pleno siglo XXI en un país próspero como el nuestro, hace falta que recapacitemos sobre lo acontecido hace unos meses en circunstancias similares para, posteriormente, tratar de enderezar el rumbo.
Es incomprensible la equidistancia que intentan mantener EA y EB en Mondragón
¿No eran acaso dos ciudadanos iguales Inaxio Uria e Isaías Carrasco?
Cualquiera que siguiera el intento de desalojar democráticamente a la alcaldesa en minoría de Arrasate-Mondragón tras el asesinato de Isaías Carrasco recordará cómo las razones que el PNV utilizó inicialmente para no apoyar la moción de censura aguantaron veinticuatro horas. Ése fue el tiempo que sus dirigentes tardaron en rectificar. En consonancia con lo que defiende mi partido, reconocimos el acierto jeltzale públicamente y yo lo vuelvo a hacer hoy. Pero lo cierto es que los dos partidos socios del PNV en el Gobierno vasco (EA y EB) no propiciaron que la moción de censura saliera adelante, basándose en una serie de razones que, sencillamente, fueron excusas que evitaron lo imprescindible y que elevaron lo accesorio a categoría.
En toda democracia, en todo sistema colectivo de organización de la convivencia, hay una serie de líneas rojas que no se pueden atravesar. Son las líneas que separan la vida de la muerte, la democracia del totalitarismo, la dignidad de la indignidad. Estos principios, que han sido entendidos perfectamente por los partidos democráticos con representación en Azpeitia, no parecieron entenderse de la misma forma en Arrasate-Mondragón.
Ya no sirven las disculpas. Hay que centrar el debate en lo imprescindible, en los valores democráticos, en el ejemplo a la ciudadanía y en la pedagogía de la libertad y la democracia. Hay que centrar el debate, a fin de cuentas, en la dignidad de una sociedad. Y a los ojos de la inmensa mayoría de la ciudadanía vasca es incomprensible la equidistancia imposible que tratan de mantener EA y especialmente EB en Arrasate-Mondragón, entre las víctimas de ETA y quienes les respaldan (o entre quienes no tienen el valor de alzar la voz ante sus crímenes).
Sin restarle importancia para la vida de los ciudadanos del municipio en cuestión, considero que no importa tanto si hay o no un programa de gobierno pactado por todos los partidos democráticos antes de presentar la moción de censura. Porque, insisto, no me refiero ni a las aceras, ni a los parques, ni al tráfico, sino que hablo de lo imprescindible. Porque, ¿qué clase de "socialdemocracia" (vasca, eso sí) o de "izquierda verdadera" es aquélla que prioriza los bienes materiales sobre la libertad del individuo, sobre su primer derecho que no es otro sino el de existir y el de hacerlo en libertad?
En la Euskadi del siglo XXI no sirven las excusas del pasado, excusas que mantienen a gran parte de nuestra sociedad atenazada por el silencio miedoso. Excusas que legitiman a quienes vulneran los derechos de la mayoría de la ciudadanía vasca. Excusas, a fin de cuentas, que están en el origen del régimen totalitario que se ha impuesto en este y en otros pueblos vascos, por la vía de los hechos.
Así pues, cuando disfrutamos de la mejor posición que jamás hayamos tenido en la lucha contra el terrorismo, necesitamos dar un salto cualitativo en la tarea de deslegitimación de quienes lo amparan. A la sociedad, en general, le puede resultar ciertamente incomprensible la falta de una respuesta compartida por todos los partidos políticos democráticos en los ayuntamientos gobernados en minoría por ANV, máxime tras lo ocurrido el pasado miércoles en Busturia. Pero, sin lugar a dudas, estoy convencido de que le parece absolutamente reprochable que no pueda hacerse en el caso de Arrasate-Mondragón, en particular, sobre todo cuando sí ha sido posible en Azpeitia. Porque, ¿no son dos municipios igualmente vascos Azpeitia y Arrasate-Mondragón? ¿No suman los partidos democráticos la mayoría absoluta de los concejales en un lugar y en el otro? ¿No eran acaso dos ciudadanos iguales Inaxio Uria e Isaías Carrasco?
Óscar Rodríguez Vaz ha sido parlamentario del PSE-EE en las dos últimas legislaturas.
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