Castigado por una normativa electoral singular

El episodio de mayo ha dado mucho que pensar a la comunidad universitaria. Por primera vez en la historia de la UPV, sólo una candidatura se presentó a las elecciones, la encabezada por el rector Juan Ignacio Pérez. La normativa electoral establecía que el electorado votara "sí" o "no" a su proyecto. La sorprendente victoria del voto negativo sumió a la universidad en ocho meses de interinidad, en los que hubo que paralizar importantes asuntos como la reforma de los títulos de grado o las nuevas obras en los campus.

"La nuestra es la única universidad de España que da esa opción", recalca Pérez. Y se sincera: "Me molestó la petición del "no" y me pareció un comportamiento antiinstitucional por quienes podían haber promovido una alternativa. No deja de ser una contrariedad, pero mayo ha quedado muy lejos y creo que soy frío para estas cosas. Si no, estaría muy deprimido, y no lo estoy". Goirizelaia sufrió esos momentos y confirma que el rector los afrontó bien. "Él es más duro que yo; yo lo llevé bastante peor". Señala que lo peor para Pérez vino después. "Con los meses, ha ido viviendo situaciones cada vez peores. La injusticia fue creciendo y ha sufrido estos meses en silencio".

Ludger Mees subraya la paradoja que implica esa normativa "tan particular": "Tuvo que dimitir recibiendo más votos a favor que los que logró cuando ganó en 2004". A la decepción se sumó el malestar por el Manifiesto por el No, el demoledor artículo que trece catedráticos cercanos al sindicato CC OO publicaron en prensa cinco días antes de las elecciones para pedir el voto negativo. Javier Zúñiga fue uno de los firmantes y valora positivamente lo ocurrido: "La comunidad dijo que quería otro rector. No creo que se cambie el sistema electoral y no veo problemas en que se vuelva a aplicar", apunta.

La carta fue rebatida por otras a favor del voto positivo, como las firmadas por Pello Salaburu y Félix Goñi, quien cree que a Pérez "se le recordará como el rector que demostró la inadecuación del sistema electoral para cuando hay un sólo candidato". "Fue muy duro, porque lo cierto es que la universidad le suspendió", sentencia. Salaburu juzga "antidemocrático" el sistema de "aglutinar el 'no' para tumbar al candidato".

El sociólogo Ander Gurrutxaga también se muestra preocupado con lo ocurrido y cree que a la universidad le faltó "amplitud de miras" y se dejó llevar por "la lógica infernal del enfado por los complementos salariales". "No habíamos interiorizado la dificultad que implica votar en unas elecciones en las que un candidato se confronta consigo mismo". Sin embargo, también atribuye parte de la derrota a Pérez. "La universidad es un estado de ánimo, e Iñako no supo manejarlo".