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La financiación encalla el traspaso de nuevas competencias a la Generalitat

Montilla cifró en 40 las transferencias urgentes que realizar para 2010; ahora se llevan 6

Miquel Noguer

Las largas y farragosas negociaciones sobre la nueva financiación han acabado por lentificar otros procesos negociadores que se estaban llevando a cabo para traspasar nuevas competencias a la Generalitat. El año 2008 acabó con un balance de transferencias más bien pobre, algo que el Gobierno catalán intentará corregir en las próximas semanas. Asuntos como el traspaso de Cercanías y la gestión de las becas siguen encalladas sin que por ahora se haya experimentado ningún avance relevante. Tanto es así que la comisión de transferencias que debe reunirse tras las vacaciones de Navidad todavía no tiene fecha de celebración. Sin acuerdos previos, la Generalitat no quiere reuniones con cámaras y micrófonos.

Ahora están abiertas sin visos de cerrarse ocho ponencias de nuevos traspasos
Si no hay pacto con el Gobierno en 2011 Cercanías pasaría a la Generalitat

Cuando ya se ha consumido el 60% de la legislatura, el Gobierno catalán mira con preocupación cómo se ha lentificado el ritmo de transferencias previstas en el Estatuto, un ritmo que si en 2007 ya fue más bien lento, en 2008 casi se paralizó. A comienzos de la legislatura, en 2006, el Gobierno de José Montilla cifró en 40 el número de transferencias urgentes que debían materializarse hasta 2010. Por el momento, apenas se han cerrado media docena, y el reloj corre a gran velocidad.

"No es que la financiación haya encallado todas las transferencias, pero sí que en algunos momentos hemos tenido que centrar todos los esfuerzos en negociar el nuevo sistema financiero", admiten fuentes del Departamento de Relaciones Institucionales, encargado de gestionar los traspasos. El consejero Joan Saura, máximo responsable político de esta área, admite que traspasos como el de Cercanías todavía se divisa lejos, y eso que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero llegó a prometerlo para hace un año. "Las negociaciones no avanzan como deberían", admite el consejero.

Pero el Gobierno catalán no desiste. Saura espera que a finales de mes se pueda reunir finalmente la comisión bilateral entre el Gobierno español y la Generalitat y que la reunión tenga contenido en forma de nuevos acuerdos de traspaso. Antes, en torno al 20 de enero, debe reunirse la comisión de traspasos que certificará que al menos una competencia, la de Inspección de Trabajo, sí avanza al ritmo pactado el pasado verano.

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En la comisión bilateral de julio también se acordó el traspaso de los permisos iniciales de trabajo para extranjeros y se abrió la negociación para otras cuatro transferencias. Éstas se refieren a la formación y titulaciones en materia de pesca y seguridad de embarcaciones, titularidad de las bibliotecas provinciales de Cataluña, gestión del registro de múltiplex y resolución de conflictos entre operadores de radiodifusión y sobre el seguro escolar. En total, siguen abiertas, y sin visos de que se puedan cerrar en breve, un total de ocho ponencias. La Generalitat no es partidaria de abrir más negociaciones mientras no se cierren las que están en curso.

El traspaso que menos avanza y que más quebraderos de cabeza está llevando a los negociadores es del de Cercanías. El presidente de la Generalitat, José Montilla, ha expresado en varias ocasiones y sigue manteniendo que prefiere retrasar la transferencia antes que hacerla sin garantías. Y, de momento, las garantías se le resisten a la Generalitat.

El Departamento de Política Territorial sigue a la espera del plan de mejora de la red de Cercanías de Barcelona que debe presentar el Ministerio de Fomento. Saber las inversiones previstas en la red y su calendario de ejecución es básico para que el Gobierno catalán se disponga a asumir el riesgo que comporta la transferencia de un servicio con serias deficiencias.

En septiembre el Gobierno central y la Generalitat sí lograron un paso adelante en el traspaso. Ambas administraciones formalizaron un convenio que cede a la Generalitat la gestión de la empresa ferroviaria en Cataluña y, también, la capacidad para nombrar la nueva dirección. Este convenio estaría en vigor hasta final del contrato programa (2010) y a partir de 2011 se procedería a renovarlo con un nuevo contrato programa hasta 2014. Si no hubiera acuerdo, la Generalitat se quedaría definitivamente Cercanías ya en 2011 y pasaría a hacerse cargo de la compañía como empresa propia, con activos y personal.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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