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El legado de Bush

Dos menores serán procesados por las comisiones militares de Guantánamo

Omar Khadr tenía 15 años cuando fue capturado en Afganistán y trasladado a la base

Mónica Ceberio Belaza

Ahora son mayores de edad. Pero Omar Khadr tenía 15 años cuando fue capturado por el Ejército norteamericano y trasladado a la base militar de Guantánamo, en la isla de Cuba. Y Mohammed Jawad, 16 o 17.

Según el derecho internacional, y si las acusaciones en su contra fueran ciertas, podrían ser considerados niños soldados, protegidos por un tratado que ha sido ratificado por Estados Unidos. Pero para las comisiones militares de Guantánamo son "combatientes enemigos ilegales". Sin más. Ambos llevan desde 2002 sin ver a sus familias y están encerrados en alguno de los campos de prisioneros de la base. En el caso de Jawad hay torturas probadas y reconocidas por un juez. El vídeo de uno de los interrogatorios de Khadr conmovió al mundo el pasado verano.

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Mohammed Jawad se ha convertido es uno de los casos paradigmáticos del sinsentido de Guantánamo. Lo capturaron en diciembre de 2002 después de un ataque con granadas en Kabul (Afganistán) contra un todoterreno del Ejército norteamericano. Dos soldados y un traductor afgano resultaron heridos de gravedad. Jawad fue interrogado por la policía afgana y entregado al Ejército de EE UU, que lo trasladó primero a la base aérea de Bagram y después a Guantánamo, en febrero de 2003. Ha sido, junto con Khadr, uno de los 21 prisioneros -de los 250 que pueblan la base- elegidos por las comisiones militares para ser procesados. Tres ya han sido sentenciados.

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El juicio de Jawad estaba previsto para el próximo 5 de enero, pero ha habido sorpresas por el camino. La primera, que el fiscal del caso, el teniente coronel Darrel Vandeveld, renunció en septiembre a seguir con el caso porque consideraba que, éticamente, no podía llevar adelante la acusación. Y, en noviembre, el juez Stephen Henley, coronel del Ejército, anuló las pruebas en su contra. Se negó a admitir sus declaraciones porque habían sido obtenidas bajo tortura o coacción.

El éxito se debió sobre todo al buen hacer del letrado David Frakt, militar de la reserva de las Fuerzas Aéreas. Paradójicamente, el mismo sistema que le ha negado derechos durante años le ha proporcionado a Jawad un abogado que ha peleado contra las normas de las comisiones.

Frakt se encontró con un chico que no quería siquiera defenderse. Que le preguntó incluso por qué debía creerse que era un abogado. "Es normal", dice Frakt, que ha estado esta semana en la base, visitando a Jawad. "Lo habían torturado. ¿Por qué se iba a fiar de mí? Yo le dije que me viera actuar. Y luché. Le acusaban de haber lanzado una granada. Si fuera cierto, de lo que no hay pruebas, no sería un crimen de guerra según el derecho internacional, aunque con la ley de comisiones militares se considera cualquier cosa como tal".

La policía afgana lo torturó después de detenerlo en Kabul. "Les dije cualquier cosa que quisieron que les dijera", aseguró después el chico. Su abogado relata que, ya en Guantánamo, lo tuvieron en aislamiento los primeros 30 días y, en mayo de 2004, lo sometieron a privación del sueño: cada tres horas lo despertaban y trasladaban de celda esposado de pies y manos y con una cadena entre ambas esposas. Lo hicieron más de 100 veces durante 15 días.

Los fiscales han recurrido la decisión del juez de anular las pruebas, pero el juicio está pospuesto indefinidamente. Es probable que no llegue a celebrarse. Ni en Guantánamo ni en otro tipo de tribunal si el presidente electo, Barack Obama, clausura definitivamente las comisiones militares. Mientras tanto, Jawad sigue encerrado. Sin pruebas. Tiene 22 o 23 años.

A Omar Khadr, que nació en Canadá y fue criado entre ese país y Pakistán, lo acusan de haber matado a un soldado norteamericano, también con una granada. Fue capturado en Afganistán en julio de 2002. Gravemente herido, y con apenas 15 años, fue trasladado a la base de Bagram. En octubre de ese mismo año llegó a Guantánamo. El chico ha denunciado toda clase de torturas y malos tratos. Pero a pesar de las numerosas peticiones de las asociaciones de derechos humanos, y de que no hay pruebas de que sea él quien lanzara la granada, Canadá no ha pedido la extradición. Ahora tiene ya 21 años y una larga barba oscura. Se parece poco a su conocida foto con 14 años. Su juicio está previsto para el 26 de enero, seis días después de la toma de posesión de Obama.

Por la base militar de Guantánamo han pasado 12 menores de edad, aunque Khadr y Jawad son los únicos dos procesados. En la "guerra global contra el terrorismo" el Gobierno norteamericano no ha prestado demasiada atención a si los enemigos eran mayores o menores de edad.

EE UU informó en mayo al Comité de Derechos del Niño de la ONU que ha detenido, por periodos de más de un año, a 2.500 menores de 18 años desde 2002, casi todos en Irak. En Guantánamo, el futuro de Khadr y Jawad está en manos del próximo presidente.

Omar Khadr, durante un interrogatorio en Guantánamo
Omar Khadr, durante un interrogatorio en GuantánamoAP
Omar Khadr, antes de ser detenido.
Omar Khadr, antes de ser detenido.

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Sobre la firma

Mónica Ceberio Belaza
Reportera y coordinadora de proyectos especiales. Ex directora adjunta de EL PAÍS. Especializada en temas sociales, contó en exclusiva los encuentros entre presos de ETA y sus víctimas. Premio Ortega y Gasset 2014 por 'En la calle, una historia de desahucios' y del Ministerio de Igualdad en 2009 por la serie sobre trata ‘La esclavitud invisible’.

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