CC OO y UGT temen que Montilla asuma el discurso de las empresas

La crisis llevó ayer a los dos sindicatos mayoritarios de Cataluña a realizar una demostración de fuerza unitaria para plantarse ante la ola de reestructuraciones, cierres, despidos, suspensiones temporales de empleo y sacrificios salariales que plantean las empresas ante el delicado contexto económico. En una asamblea conjunta de delegados de CC OO y UGT de Cataluña celebrada ayer en el recinto de Gran Via de la Fira que reunió a cerca de 4.500 sindicalistas, los secretarios generales respectivos, Joan Carles Gallego y Josep Maria Álvarez, exigieron "que los trabajadores no paguen los platos rotos de la crisis", se revolvieron contra la congelación salarial como medicina y expresaron sus temores de que el viaje del presidente José Montilla a Japón haya servido, sobre todo, para que el Gobierno catalán vuelva "con la lección aprendida de los empresarios japoneses".

El telón de fondo de estos mensajes son los llamamientos a la congelación salarial por parte del gigante de la electrónica de consumo Sony y la advertencia del fabricante de automóviles Nissan de que su planta de Zona Franca sólo tiene futuro con despidos de por medio. Ambos sindicatos pidieron un mayor esfuerzo en políticas de formación y de investigación e innovación, tanto al Gobierno central como a la Generalitat.

Fuentes de los dos sindicatos subrayaron que una movilización de delegados sindicales de estas proporciones por parte de ambas organizaciones no había tenido lugar desde la última gran crisis, hace 15 años.

"No vuelven con concreción sobre la viabilidad de las empresas con las que se ha hablado", dijo Gallego, crítico con la "comprensión" mostrada por el consejero de Innovación, Universidades y Empresa, Josep Huguet, ante la voluntad de Sony de congelar los sueldos. El secretario general de UGT de Cataluña consideró que las expectativas del viaje de Montilla a Japón eran "demasiadas" y denunció que la Generalitat cree que "las soluciones que tenemos hoy pasan por viajes o seguir el dictamen de las multinacionales", cuando, a su juicio, debería apostar por la formación y la aportación de valor añadido a la producción porque "siempre habrá un país donde producir sea más barato" que en Cataluña.