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Brown y Sarkozy presionan a Merkel para reforzar la respuesta a la crisis

Berlín reprocha a Durão Barroso su presencia en la reunión de Londres - Francia y Reino Unido se rodean de los presidentes de grandes empresas

Los líderes de Reino Unido, Gordon Brown, y Francia, Nicolas Sarkozy, unieron sus voces ayer a la del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, para respaldar el plan diseñado por Bruselas para reactivar la economía. El trío de dirigentes europeos escenificó un frente común en favor del plan comunitario, que contempla una inversión de 200.000 millones de euros, a pocos días de la cumbre de la UE que debe refrendarlo. Pero lo más relevante del encuentro en Londres fue la ausencia de la canciller alemana, Angela Merkel, una nueva señal de las desavenencias sobre el ritmo que hay que imprimir a la intervención pública contra la crisis.

La líder democristiana no fue invitada al encuentro de Lancaster House, que podría haberse justificado como una reunión bilateral entre el primer ministro británico y el presidente francés, arropada por una mesa redonda en la que participaron medio centenar de representantes de grandes compañías como Vodafone, British Telecom, Total, ArcelorMittal, EADS o Renault. Pero la presencia del jefe del ejecutivo comunitario y los mensajes lanzados desde Paris y Londres sobre la importancia de la minicumbre en la estrategia europea contra la crisis encendieron la mecha de la polémica.

La ausencia de la canciller evidencia divergencias sobre cómo intervenir
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"No me parece correcto que los tres haya tenido ese encuentro solos y la canciller no haya estado allí invitada", lamentó el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier en declaraciones recogidas por France Press. "Parece como si la reunión de Londres fuera el único sitio dónde se esté preparando la cumbre, pero hay esfuerzos de todas las partes para que sea un éxito", reivindicó el ministro alemán, que cargó contra Durão Barroso: "No encuentro apropiado que el presidente de la Comisión dé una importancia especial a la reunión de Londres".

La cumbre de la UE, que se celebrará el jueves y viernes, da fin a la presidencia francesa, que se ha esforzado en abanderar la respuesta de los Estados europeos contra la crisis económica. Las divergencias con Alemania ya se reflejaron en las negociaciones previas del plan comunitario. El Ejecutivo de Merkel, que también soporta presiones internas para intensificar la intervención pública contra la crisis, sostiene que las medidas aprobadas hasta ahora son suficientes y se resiste a poner dinero para un plan conjunto más ambicioso.

Alemania esgrime, con razón, que el plan de estímulo recién aprobado por su Parlamento, se ajusta ya a lo que exige el plan de Bruselas: medidas de apoyo a familias y empresas, mediante subsidios, inversiones o recortes de impuestos, equivalentes al 1,2% del PIB. El Gobierno de Merkel invertirá 31.000 millones de euros en dos años, mientras Francia se gastará 26.000 millones y Reino Unido (que incluye una rebaja del IVA) otros 30.000 millones.

La ausencia de Merkel protagonizó la conferencia de prensa posterior al encuentro de los tres dirigentes, que se vieron forzados a dar fe pública de su sintonía con la canciller alemana. "Sería impensable pensar en plan alguno sin la activa cooperación de Alemania", dijo el presidente de la Comisión Europea. "No comparto la perspectiva de que hay desacuerdos sobre la seriedad de la crisis y la necesidad de estímulos fiscales", añadió Sarkozy, que sin embargo sí destacó las diferencias de criterio hace dos semanas en la cumbre francoalemana: "Francia está trabajando, Alemania sigue pensando".

Brown aseguró que, como Sarkozy, había conversado el pasado domingo con Merkel para preparar la cumbre de la UE. Pero las posiciones de partida vuelven a estar distanciadas. La reunión de Londres ha reforzado la crítica a Merkel por la excesiva cautela de la primera economía europea ante la crisis, que contrasta con el dinamismo de EE UU. Con un déficit público insignificante, Alemania tiene margen para una actuación más agresiva, pero Merkel no quiere pisar a fondo el acelerador del gasto público ni poner más dinero en fondos comunitarios.

De izquierda a derecha, Gordon Brown, Nicolas Sarkozy y José Manuel Durão Barroso, tras la reunión que mantuvieron ayer en Londres.
De izquierda a derecha, Gordon Brown, Nicolas Sarkozy y José Manuel Durão Barroso, tras la reunión que mantuvieron ayer en Londres.AFP

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