Guerra en la Escuela Italiana por un aparcamiento

Si todo va según lo previsto, los 1.000 alumnos de la escuela italiana en Madrid (que imparte clase desde los tres hasta los 18 años) van a pasar una temporada apretaditos en el patio. El Gobierno de Silvio Berlusconi planea construir un aparcamiento de cuatro plantas y 200 plazas bajo el área de recreo mediante una concesión privada, lo que supone, como mínimo, un año y medio de obras, en el que los alumnos tendrán sólo el 35% del patio. La mayoría de los padres están en contra del proyecto. La embajada dice que necesita el dinero para mejorar la escuela.

Hace meses que el rumor de la construcción del aparcamiento corría por la escuela italiana. Se trata de un centro público, subvencionado casi en su totalidad por el Estado italiano, ubicado en una de las mejores zonas de la capital (en la calle de Agustín de Benthacourt, 1, al lado de Nuevos Ministerios). La confirmación llegó a los padres el lunes pasado, en una reunión con miembros de la embajada: el proyecto no sólo es verdad, sino que el estudio de viabilidad ya está hecho y se prevé que las obras empiecen en junio, previa obtención de la licencia del Ayuntamiento. A cambio, la escuela obtiene una piscina cubierta, un gimnasio nuevo y 10 aulas más en un edificio contiguo al centro.

Los padres, iracundos, pidieron una reunión con el embajador, Pasquale Terracciano, que se celebró el viernes pasado. Junto a él, acudió el arquitecto encargado de la obra, Francisco García Germán. El aparcamiento, según explicó García, se acabaría en 18 meses. Una concesionaria, que se decidirá en los próximos meses a través de una licitación, se encargará de la obra, tanto del subterráneo como de la ampliación de la escuela. A cambio, obtendrá la explotación del aparcamiento por un número de años todavía por determinar.

"El objetivo es aumentar el patrimonio del consulado, consiguiendo más edificabilidad. La piscina, el gimnasio y las 10 aulas supondrán más de 1.000 metros cuadrados para el colegio", explicó García en la reunión. El aparcamiento ocupará 6.000 metros cuadrados.

Los padres no daban crédito. "Si no os gusta que se haga el aparcamiento, así lo comunicaré en Roma", les calmó Terracciano. Pero a los progenitores no les bastó: "¿Si estamos todos en contra, van a parar el proyecto?". El embajador reconoció: "Decide Roma".

Aún así, los padres no se dan por vencidos y se han movilizado a través de Internet (www.parkingno.ning.com). Además, hoy culmina un referéndum para conocer la postura de cada uno. "La mayoría estamos en contra, pero hay algunos que dan la guerra por perdida y se conforman con que las obras se hagan con toda la seguridad", explicó una madre que tiene a su hijo en infantil. Luego enviarán el resultado a Terracciano.

"El proyecto no es definitivo", insistió ayer un portavoz de la embajada. "Primero nos hemos asegurado de que es viable. Ahora, con él en la mano, estamos abiertos a las propuestas de los padres. ¿Que no quieren una piscina, y prefieren más aulas? Pues lo hablamos", añadió ese mismo portavoz. Pero los padres lo que quieren es que el proyecto se pare. "Se les va a escuchar. Si no se hace, no pasa nada. Pero la última palabra es del Estado italiano", repitió.