La alarma del asesino de Pontevedra seguía encendida tras sus crímenes
Un funcionario de prisiones desatendió la pantalla de alertas y luego no la revisó
El funcionario de Instituciones Penitenciarias que estaba al cargo de las pantallas de control de maltratadores no revisó las alarmas que se produjeron durante su ausencia o su despiste, según Instituciones Penitenciarias. De ese modo, Maximino Couto, el agresor que el sábado pasado mató a su novia en Galicia, pudo acercarse hasta la vivienda de su ex mujer, que no estaba en casa, y apuñalar a dos vecinos. Si el maltratador hubiera cruzado la zona de seguridad, la alarma habría sonado, pero en el caso de manipular o desprenderse del aparato, que fue lo que hizo, la alarma que se recibe en Madrid es sólo luminosa.
Si el funcionario de la unidad central de vigilancia electrónica hubiera revisado las pantallas con la información correspondiente a los momentos de su ausencia habría detectado la señal luminosa, dicen en Interior. Esa alerta permanece siempre, y gracias a eso se ha determinado que el dispositivo electrónico funcionó, pero no se detectó. Ese día, en ese turno, sólo trabajaba él.
Cuando Couto se desprendió de su dispositivo a las 16.36 del sábado, después de haber matado a su novia (que no tenía protección electrónica) la alerta luminosa apareció en pantalla. Desde ese momento, tuvo tiempo de hacer 15 kilómetros hasta el pueblo de su ex mujer, apuñalar a dos vecinos, reventar la puerta de su antigua casa y destrozarlo todo. Después fue detenido. La alarma aún seguía encendida.
Hay 15 funcionarios del departamento que dirige Mercedes Gallizo destinados en esta unidad, pero del panel de control (monitoreo) se encargan siete, por turnos, durante 24 horas. Desde 2005, en que se puso en marcha este servicio, el número máximo de condenados vigilados simultáneamente ha sido de 15, pero la media es de tres a cuatro.
El sindicato de prisiones ACAIP criticó ayer la falta de formación sobre el sistema informático que tenía el funcionario, y los fallos que presentaba. "Tuvo que rearmarlo hasta tres veces". Sólo tres de los siete encargados tienen formación específica para manejar ese sistema informático, aseguran.
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