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Entrevista:ALFONSO PÉREZ-AGOTE | Catedrático de Sociología

"Los jóvenes buscan la estabilidad antes que la autonomía"

Sólo una de cada tres personas entre 25 y 29 años vive emancipada en Euskadi. La escasez de trabajo y la carestía de vivienda, en tiempos de crisis, provocará incluso que algunas de ellas regresen al nido paterno. Son algunas de las conclusiones que ha extraído el sociólogo Alfonso Pérez-Agote tras investigar los procesos de emancipación de la juventud vasca.

Pregunta. Esperan a tener un contrato estable y un piso en propiedad para independizarse. ¿Están los jóvenes obsesionados con la seguridad?

Respuesta. Puede ser conservador, pero valoran más la estabilidad que la autonomía, y en estos tiempos es comprensible. Es inaudito que soliciten pisos de protección oficial en propiedad; apenas un 5% prefiere vivir de alquiler. Valoran de un empleo el que sea estable, por encima de aspectos como la posibilidad de promocionarse o que responda a sus intereses. Antes era más fácil tener una vida estable: hacías el servicio militar y enseguida encontrabas trabajo, piso y pareja. Ahora el proceso es muy largo, porque intercalan épocas trabajando con otras estudiando; un master, idiomas...

"No creen en el matrimonio pero se atan a una hipoteca de 40 años"

P. Difícilmente pueden pagar un piso sin pareja.

R. Sí, pero su prioridad es tener autonomía, no casarse. Antes el matrimonio era lo que legitimaba tener relaciones sexuales. Más adelante, el sexo fuera del matrimonio se admitía hasta el momento de tener hijos. Ahora ni siquiera tener descendencia está ligado a una relación estable. Esto se acentúa más en Euskadi, una de las comunidades autónomas más secularizadas. La paradoja es que los jóvenes no creen en el matrimonio para toda la vida, pero se unen a una persona con una hipoteca a 40 años.

P. Su estudio refleja que las mujeres tienen más ganas de independizarse.

R. Quieren vivir con sus propias normas, porque en casa a ellas todavía se les exige más dedicación a las tareas domésticas, les controlan los horarios de vuelta, si tienen ordenado su cuarto... Pero su tasa de emancipación es similar, porque ganan menos dinero que los hombres. Las mujeres y los inmigrantes son los colectivos más precarios. Y una mujer subsahariana, ni te cuento.

P. ¿Los padres animan a sus hijos a dar el paso de independizarse?

R. Son muy protectores y no les molesta tenerlos en casa. En Euskadi nos asemejamos más al modelo mediterráneo [el de Portugal, Italia y España] que al europeo. Nos gusta el mogollón de la familia. En Europa creen que emanciparse aporta madurez y reafirma la identidad personal. En Francia, tanto el Gobierno como los padres apoyan a los jóvenes para que se vayan de casa incluso antes de tener un trabajo estable.

P. ¿Cómo afrontarán los jóvenes la crisis económica?

R. Se enfrentan a tiempos muy duros, que exigen transformar la organización del trabajo para que haya más empleo para todos. Pero ni la sociedad ni las empresas están preparadas para reducir las jornadas. Las mujeres aceptan trabajos a tiempo parcial para conciliar con la vida familiar, pero los hombres mantienen la mentalidad de machos que trabajan todo el día, sin ocuparse del ámbito privado.

P. El estudio habla de una profunda frustración juvenil.

R. Les parece una injusticia tener un contrato basura después de estar veinte años estudiando y que sus padres se hayan matado a trabajar. La sociedad define a cada cuál por su profesión, pero ellos tienen empleos que no se corresponden con sus expectativas ni con su formación. Las mujeres se adaptarán mejor a esa crisis identitaria, porque reparten sus ilusiones entre la profesión, la pareja, los hijos...

Pérez-Agote, al presentar el estudio en Bilbao.
Pérez-Agote, al presentar el estudio en Bilbao.EFE

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