Vicio barato
Numerosas empresas de tecnología y biotecnología estadounidenses cotizan por menos del valor efectivo neto de sus libros contables. La mayoría de estas situaciones no deberían existir en teoría, pero a menudo lo hacen después de un pánico bursátil.
Los legendarios inversores Graham y Dodd señalaron oportunidades similares después del desplome bursátil de 1929, y llamaron a este tipo de valores "colillas de puro gratuitas". Muchas de las empresas afectadas tal vez no sean más que basura, pero los inversores en valor tal vez puedan sacar la última calada de valor de algunas de ellas.
Casi veinte empresas, desde Acadia Pharmacauticals hasta Vanda Pharmaceuticals, se encuentran en esta situación, y otras muchas no andan lejos. Aunque algunas son desgraciadas atrapadas en la crisis económica mundial, hay también entre ellas muchos incompetentes perpetuos (por decirlo amablemente).
Teóricamente, la mayoría debía valer más. Si las empresas se disolvieran sin demasiado coste o retraso, el efectivo de los libros contables podría distribuirse entre los inversores.
Además, algunas líneas empresariales, patentes y fármacos en desarrollo podrían venderse o cederse en licencia. Algunas tal vez valgan más como empresas en activo. Varias de las empresas tecnológicas, como Adaptec y Opnext, tienen un flujo de caja positivo.
Los inversores pacientes podrían plantearse comprar una cartera de estas acciones y esperar que la economía -y las cotizaciones- se recuperen. Otra opción abierta a algunos inversores podría ser la de intentar forzar medidas que van desde los cambios estratégicos hasta la liquidación. El inversor activista Steel Partners, por ejemplo, ha adquirido una participación del 18% en Adaptec.
Sin embargo, el hundimiento del mercado ha diezmado las filas de los inversores activistas, después de que muchos perdieran grandes cantidades de dinero en huidas llenas de pánico. Y los inversores en valor profundo también han sufrido después de descubrir que bancos que parecían baratos como Washington Mutual carecían de hecho de valor.
Encontrar las colillas de puro fumables entre los desperdicios no es fácil. Pero debería haber algunas, aunque sólo sea porque muchos ex fumadores están enfermos o han jurado dejar el vicio.
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