Las negociaciones para la entrada de Lukoil en Repsol se empantanan en la financiación
Brufau advierte que cualquier socio industrial deberá colaborar y aportar valor
Las negociaciones para la venta de hasta un 29,9% de Repsol YPF a la petrolera rusa Lukoil se han atascado. Como en tierra pantanosa, cada paso cuesta un gran esfuerzo. Miguel Blesa, presidente de Caja Madrid, una de las 48 entidades que prestaron dinero al grupo Sacyr Vallehermoso 5.175 millones para entrar en Repsol YPF, centró ayer la cuestión al explicar que los bancos reclaman a la compañía rusa "más garantías" para cerrar un acuerdo.
Donde Lukoil ofrece una sub-rogación de la deuda de Sacyr Vallehermoso, con la prenda del paquete de acciones de Repsol YPF adquirido (20%) y negociaciones para financiar la compra del 9,9% restante, los bancos piden algo más concreto. Quieren compromisos sobre activos de la petrolera rusa que se puedan convertir en dinero. Así, la negociación se alarga. Porque, por parte rusa, la idea está clara. Si tiene que comprometer más activos de los previstos en la operación, asumiendo más riesgos, el precio de compra será inferior. No será, ni de lejos, los en torno a 27 euros (Repsol YPF cerró ayer en Bolsa a 15 euros) con que sueñan los aspirantes a vender: Sacyr, La Caixa y Mutua Madrileña.
La petrolera quiere que los centros de decisión sigan en España y Argentina
Las conversaciones son, además, muy complicadas. Y no sólo a causa de la posición de los rusos. El préstamo cuya concesión a Sacyr dirigieron el Santander, Citigroup, Calyon y Caja Madrid, está repartido entre decenas de entidades. Para cerrar un acuerdo de traspaso a Lukoil, todos tienen que estar de acuerdo. Si alguno no lo está, puede retirarse, traspasando su parte del préstamo al resto a prorrata. "Tendremos que ir todos de acuerdo", advirtió ayer el presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, porque "no se va a imponer la opinión de uno".
Sin avances determinantes, la sensación, señalan fuentes cercanas a las negociaciones, es que vendedores y aspirantes a compradores se han dado un tiempo para ver si amaina la tormenta política desatada en torno a la posible compra. Las gruesas palabras pronunciadas por el presidente del PP, Mariano Rajoy, en el Congreso, aludiendo a un "escándalo mayúsculo" si el Gobierno no frena la entrada rusa han hecho mella en los negociadores.
Mientras se aclara el panorama, en la medida de lo posible, cada parte trata de cumplir con su papel. El presidente de Repsol YPF, Antonio Brufau, asumió el suyo en el Foro España Innova, al animar a quien quiera controlar Repsol YPF a traspasar la "línea mágica" del 30% (el límite a partir del cual existe la obligación de lanzar una oferta pública de adquisición). Algunos minoritarios creen que la toma de cerca de un 30% con una prima y con otro accionista (La Caixa) involucrado en el acuerdo ya supone una toma de control que obligaría a lanzar una OPA sobre el 100%. Es más, algunas voces piden una reforma legal para que una operación como la planteada requiera una OPA.
En el acto, ante la ministra de Ciencia y Tecnología, Cristina Garmendia, Brufau aseguró que desea que los centros de decisión de Repsol YPF permanezcan en España y Argentina. Y añadió que si una petrolera como Lukoil quiere sentarse en el Consejo de Administración de Repsol YPF deberá hacerlo para aportar valor y aceptar las reglas de juego y no para cambiar las cosas. Porque de lo contrario, será considerada una "competidora" en vez de un socio industrial. Reiteró que su intención es que Repsol YPF siga siendo "privada e independiente", y estimó que no sería lógica la intervención pública para impedir la entrada de la rusa Lukoil en la compañía que preside.
"Creo que todos los Gobiernos, sean del color que sean, procuran lo mejor para el interés general", afirmó Brufau, que adelantó un deseo: que los Estados procuren "intervenir poco en las fuerzas del mercado" porque la solución [en alusión a operaciones como la que ahora afecta a Repsol YPF] debe pasar por criterios "estrictamente privados". Sin mencionar a Lukoil de forma directa, Brufau echó un capote a sus colegas de la petrolera rusa al señalar que "no todo el mundo es malo por su procedencia ni todo el mundo es bueno por su procedencia".
El Ministerio de Industria, por su parte, intentó ayer, en sus manifestaciones públicas, convencer de que es un mero espectador de las maniobras que rodean a Repsol YPF. Fuentes del departamento que dirige Miguel Sebastián insistieron en que, por lo que al departamento se refiere, la operación de Lukoil sobre Repsol YPF no existe. Sencillamente, nadie ha comunicado nada oficialmente.
Con esa premisa, Industria descartó la posibilidad de que por el Gobierno se adopten iniciativas legislativas para frenar la entrada de una compañía extracomunitaria como Lukoil en España.
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