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Reportaje:

Cuando la UAB se fue al campo

Se cumplen 40 años del nacimiento de la Autónoma en Bellaterra

Barro y libertad. Así recuerdan algunos los inicios de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), que este curso celebra el 40 aniversario de su fundación. La UAB tiene más de 40.000 estudiantes y 78 titulaciones, pero en 1968 arrancaba con sólo dos licenciaturas, 250 alumnos e instalaciones provisionales.

El catedrático de microbiología Enric Guerrero impartió clases a la primera promoción de Medicina. "Yo era uno de los profesores que hacía las pruebas de entrada a la facultad de Medicina que estuvo situada, hasta 1971, en el hospital de Sant Pau y Santa Creu", explica Guerrero. La facultad de Filosofía y Letras se instaló de forma provisional en el monasterio de Sant Cugat.

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Pero la creación y ubicación de la universidad, en Bellaterra, a 25 kilómetros de Barcelona, no pueden desvincularse del contexto del casi final del franquismo. "La idea del Ministerio de Educación y Ciencia (MEC) era hacer tres universidades -la UAB y otras dos en el País Vasco y Madrid- experimentales que abrieran el camino a la reforma universitaria que debía implantarse en el resto", dice el que fue rector de la UAB entre 1980 y 1985, Antoni Serra Ramoneda. Según Serra Ramoneda, "la denominación de Autónoma respondió a que estas instituciones iban a tener un régimen especial, en cuanto a planes de estudio y contratación del profesorado, aunque siempre con la aprobación del ministerio".

Detrás de la decisión de ubicar la UAB en Bellaterra hubo motivos políticos, pero también económicos. Era más barato adquirir una finca de 100 hectáreas en Cerdanyola para construir un campus que hacerlo en el centro de la capital. La economista Pilar de Torres, estudiante de Económicas de la promoción de 1975, recuerda la ruta que tenía que hacer cada mañana para llegar a clase. "El ferrocarril paraba en Bellaterra y para llegar a la facultad, teníamos que seguir en fila india un camino de barro que conocíamos como ruta Ho Chi Minh".

"Las autoridades querían alejar las revueltas estudiantiles de plaza de Catalunya pero no lo consiguieron", dice Guerrero. "Bajábamos a Barcelona para manifestarnos. Salir de la UAB era una aventura porque los grises, que tenían prohibido entrar en el campus, solían rodear la Universidad", recuerda De Torres.

Como recoge Raúl García Cestero en su tesis sobre el despliegue de la UAB entre 1968 y 1973, los dos primeros cursos fueron los de mayor experimentación docente que se plasmó en la aplicación de nuevos e innovadores planes de estudio. "Durante unos años la Autónoma tuvo el privilegio de limitar el número de estudiantes que accedía a cada titulación y eso dio calidad a la docencia", asegura Serra Ramoneda. La nueva UAB atrajo a profesores jóvenes, algunos de ellos formados con doctorados en el extranjero. A pesar de su excelente formación, muchos profesores de la UAB no habían sido promocionados en la Universidad de Barcelona, donde algunas cátedras las ocupaban profesores poco partidarios de la apertura.

El cóctel de juventud, buena formación e ideas progresistas resultó en unos equipos profesorales muy atractivos. "Esto fue así especialmente en facultades como Economía, menos tradicionales, con un cuerpo doctrinal menos asentado y con mayores posibilidades de modernizar enfoques y contenidos", explica Maria Antonia Monés, profesora de Economía entre 1972 y 1980.

La primera promoción de licenciados salía en 1973, formada tan sólo por 167 estudiantes. Hoy las personas que han terminado sus estudios ascienden ya a un total de 137.883. En esta cifra faltan los alumnos que se licenciaron en el curso 2007-2008, debido a que no hay un archivo informatizado actualizado.

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