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Reportaje:

Las antologías de dos andaluces universales

Mañana, Machado y Juan Ramón Jiménez, en el quiosco

Mañana domingo, por 8,95 euros, podrá llevarse, junto con EL PAÍS, dos antologías poéticas, una de Juan Ramón Jiménez -premio Nobel de Literatura en 1956- y otra de Antonio Machado. Son las dos primeras entregas de la colección, dirigida por el poeta José Manuel Caballero Bonald, de grandes poetas del siglo XX en lengua española que empieza el diario. Ambos literatos, Juan Ramón Jiménez, de Huelva, que se autodenominaba andaluz universal, y el sevillano Antonio Machado, sin duda español universal, son una muestra de lo que representa esta amplia selección de autores de muchos y variados estilos, voces, ritmos y formas.

Los libros que mañana estarán en el quiosco -el resto se entregarán los miércoles a un precio de 8,95 euros- recogen los mejores poemas de dos hombres coetáneos, del sur, viajeros, que vivieron el exilio y que retrataron su realidad y manera de ver sus tierras, la belleza, la vida y la muerte a través de su obra.

Cada volumen cuenta con un prólogo de lujo, una explicación de amigos de los poetas y amantes de la poesía que explican el significado de la obra de los autores. Así, el filósofo Emilio Lledó invita a leer a Antonio Machado para descubrir la continuidad de su obras que, "desde el pasado, hablan y alienta en cada presente". Caballero Bonald escribe en el prólogo de Juan Ramón Jiménez, que el libro intenta recoger los grandes temas del poeta: la belleza, el panteísmo, el erotismo, "la fusión entre lo popular y lo intelectual, el amor a la naturaleza, la muerte, y la fidelidad emocionante al lugar nativo del poeta, Moguer", destaca el poeta.

Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez.
Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez.

Machado, por Emilio Lledó

"... Machado fue entonces, sigue siendo, el compañero eterno. Su voz, paradójicamente, daba alegría, porque daba esperanza. Esperanza de que todo aquello acabaría, de que las palabras libertad, inteligencia, bondad, cultura, honradez, generosidad, sensibilidad, no eran términos atrofiados, perdidos en el desierto de las frases hechas, en el pozo sin fondo de la corrupción mental. Al menos, en la juventud, se piensa en esos ideales, sin los que la vida humana se deshace. Pero no sólo en la juventud. Machado nos hizo creer que esos ideales no pueden desaparecer porque son el aire que respira la existencia, el viento que la libera. Su obra poética, sus escritos en prosa, traslucían lo mejor de aquel asombroso intento de regenerar la educación, que había aprendido en la Institución de Libre Enseñanza, y que la dictadura y sus acólitos sintieron como una amenaza...".

Juan Ramón, por Caballero Bonald

"Nadie pone hoy en duda que la obra de Juan Ramón Jiménez ha hecho justamente las veces de nudo de enlace entre todas las herencias posibles de nuestra historia poética y todas las presuntas avanzadas de la modernidad e incluso de lo que se entiende por postmodernidad.

Leer -releer- a Juan Ramón Jiménez a los cincuenta años de su muerte es desde luego una experiencia de veras remunerativa. Ahí está, por así decirlo, el poeta total, tal vez el que más vivamente ha conservado su papel de mentor de todo el instrumental estético de que se valió la poesía contemporánea en lengua española. Con él se acota un territorio literario que aún mantiene su vigencia y del que en cierto modo dependen las más notorias promociones de poetas surgidas en el siglo XX dentro del marco general de las literaturas hispánicas".

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