El jefe del espionaje marroquí aleccionó a un centenar de imanes españoles
Mansouri alerta del intento de infiltración de corrientes ajenas al islam 'oficial'
Entre los oradores que el pasado fin de semana se dirigieron en Marraquech a unos 160 imanes y jefes de comunidades islámicas de España e Italia hubo uno muy especial: Yassin Mansouri, de 46 años, jefe del servicio secreto exterior de Marruecos. Éste explicó a la asamblea que entre sus tareas estaba el garantizar la "protección espiritual" de los emigrantes marroquíes en los países europeos.
El ministro de Asuntos Islámicos de Marruecos, Ahmed Toufiq, de 65 años, tomó una iniciativa sin precedentes: invitar a Marraquech de viernes a domingo a lo más selecto, desde un punto de vista religioso, de la inmigración de origen marroquí en España e Italia. Rabat atribuyó gran importancia a la reunión porque además de Toufiq otro gran orador fue Mansouri, un personaje muy cercano al rey Mohamed VI.
Mansouri "habló de la necesidad de respetar las leyes vigentes en los países anfitriones de los marroquíes y de contribuir a su seguridad", señaló Mohamed Kharchich, secretario general de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas, que agrupa a parte de las comunidades musulmanes asentadas en España.
Insistió en que había que estar alerta ante los intentos de infiltración de corrientes ajenas al islam malekita, que se practica en Marruecos. "Mansouri, de director de servicios secretos a predicador", ironiza el semanario Al Ayam de Casablanca a propósito de la intervención del jefe de la Dirección General de Estudios y Documentación, el nombre oficial del espionaje marroquí. Su jefe podría ser un predicador. Nacido al pie de la cordillera del Atlas, en una familia religiosa, aprendió de pequeño de memoria el Corán. Hoy en día sigue siendo un hombre piadoso y en un rincón de su casa construyó una pequeña mezquita para poder orar con más comodidad.
Su participación en el encuentro de Marraquech ilustra esa mezcla existente en Marruecos entre lo político, la seguridad y lo religioso.
La Constitución del Reino de Marruecos señala que el monarca es no sólo jefe de Estado, sino comendador de los creyentes, es decir, jefe espiritual de sus súbditos.
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