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Un informe del Ministerio de Cultura desautorizó el Museo Balenciaga

Los técnicos consideraron el edificio "no adecuado" para albergar la colección

"El edificio propuesto no resulta adecuado para albergar una institución museística". Con este diagnóstico técnico tan contundente descalificó en 2005 un informe oficial del Ministerio de Cultura el proyecto que, pese a ello, ha construido la sociedad pública Berroeta Aldamar en Getaria para albergar el Museo Balenciaga.

El informe, al que ha tenido acceso EL PAÍS, además de señalar los numerosos fallos del edificio proyectado, advirtió también sobre los elevados costes de construcción, a causa de las caras y "arriesgadas" soluciones técnicas que proponía. Éstas, indicaba, "no derivan de las necesidades de las colecciones, sino de los problemas que el propio edificio genera por la complicación de su estructura". La idea, señalaba el documento, "es muy arriesgada, esencialmente en lo relativo a la excavación del terreno, y la definición estructural [es] muy compleja".

El texto avisó del alto coste de la construcción y de su mantenimiento

Por ello, y por la necesidad de estudiar pormenorizadamente gran parte de esas soluciones técnicas, los especialistas mostraban sus dudas de que el presupuesto previsto pudiera cubrir el proyecto. El coste de la ejecución material que constaba en el documento remitido al Ministerio era de 5,4 millones de euros.

Según las cifras que se han ido conociendo, el proyecto, presupuestado en 2001 en unos mil millones de pesetas (6 millones de euros), ha pasado sucesivamente a ser de 12, de 18, y puede rondar ahora los 21 millones. La inauguración estaba prevista para 2003 y en estos momentos se afronta todavía la adaptación de la obra ya realizada a los fines del edificio.

Los técnicos del ministerio consideraron "exagerado" el tamaño del edificio, que tiene una superficie construida de 10.167 metros cuadrados, incluyendo el antiguo palacete. "Parece muy generoso para un museo monográfico, incluso podría decirse que exagerado", reza el informe, que considera "sobredimensionados" algunos espacios, como la nave principal, mientras otros resultarían insuficientes. Por ejemplo, el dedicado a las propias salas de exposición de colecciones, que estaría "rígidamente configurado" y resultaría "muy escaso". Tanto la propuesta estructural como la definición de fachadas y cubierta con vidrio, advirtieron los técnicos, implicarían soluciones "muy costosas para su mantenimiento, control de soleamiento, etcétera".

El informe cuestionó también la creación de un jardín dentro del museo, que incluye la presencia de una lámina de agua. "No parece ser lo más adecuado para un museo, que necesita un control lo más estricto posible de sus condiciones ambientales". "Se duda de la eficiencia de un jardín sobre el que penden varias construcciones prismáticas, algunas de más de 200 metros cuadrados".

Los técnicos advirtieron también de que era previsible que en el interior se produjera "un efecto invernadero acentuado" por la humedad propia de la zona y la generada por el jardín y la lámina de agua. "Puede crearse un entorno muy propicio a la proliferación de microorganismos nada conveniente para las colecciones textiles", apuntan.

El gran espacio acristalado que constituye el santo y seña del proyecto se consideró "inoperante" en el caso de una colección como la de Balenciaga, ya que las prendas y requieren una visión "muy íntima" y "unas condiciones de luz -de oscuridad- muy especiales". El propio proyecto admitía que las piezas tendrían que ser exhibidas en ámbitos oscuros.

"Queda claro", concluyen los técnicos, "que se trata de un edificio concebido no a la medida de las colecciones ni para el mejor funcionamiento del museo como institución, sino que antepone otros intereses". El informe advirtió también de que el proyecto confiaba la conservación de las colecciones a las instalaciones de climatización, mientras que la construcción en sí creaba "condiciones adversas" a tal fin. Este desajuste condenaba al edificio a un "elevadísimo" coste de mantenimiento, que habría que sumar al ya de por sí alto de la construcción.

A la izquierda, la cubierta del edificio que albergará el Museo Balenciaga en Getaria.
A la izquierda, la cubierta del edificio que albergará el Museo Balenciaga en Getaria.JAVIER HERNÁNDEZ

Preocupación en 2005

El informe se puso en conocimiento del entonces gerente de la Sociedad Berroeta Aldamar y vicepresidente de la Fundación Balenciaga, Mariano Camio, ex alcalde peneuvista de Getaria. El ministerio adjuntó a él una carta en la que la que mostraba su "preocupación" por la falta de información sobre el avance de las actuaciones en el museo y pedía a Camio que convocara "sin demora" una reunión del Patronato para informar de la situación de las obras.

El ministerio decidió pedir el informe en mayo de 2005, tras incorporarse el equipo de la ministra Carmen Calvo. Su realización corrió a cargo de tres técnicos de la Subdirección General de Museos Estatales y fue avalado por el arquitecto de la Gerencia de Infraestructuras y Equipamientos de Cultura. El proyecto básico del museo que analiza está fechado en febrero de 2005 y fue firmado por el arquitecto de San Sebastián Mikel Alonso, que cedía los derechos de propiedad intelectual a Julián Argilagos, sin titulación homologada en España.

La mayor parte de esta obra -la primera fase fue la rehabilitación del Palacio Aldamar- se realizó con posterioridad al informe, según fuentes del antiguo patronato de la Fundación Balenciaga.

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