El candidato demócrata da la batalla final en Ohio
Los estragos de la crisis en el Estado perjudican a McCain
Horas antes de que el abanderado del cambio apareciera en la plaza central de Columbus, la multitud congregada en sus confluencias le pedía prosperidad, trabajo, menos belicismo, y, si fuera posible, implantes para los ancianos desdentados. Concluida la paciente espera, llegó Barack Obama acompañado por sus dos hijas y una avalancha de redobles, pancartas y vítores: "Desde aquí, desde Ohio, vamos a conseguir la presidencia de Estados Unidos y vamos a recuperar el orgullo de ser americanos. Ya no falta nada", prometió el candidato demócrata. "Os necesito porque no podemos seguir por más tiempo con las nefastas políticas de [George] Bush. Y John] McCain [aspirante republicano] es más Bush".
La actriz Scarlett Johansson, el rockero Bruce Springsteen, cuya canción-himno The rising atronó desde la mañana, secundaron el nuevo desembarco de Obama en Ohio, un Estado llamado swing (cambiante), cuyos 22 votos electorales pueden determinar la victoria de mañana.
Años atrás, la presencia demócrata era tan escasa en algunos de sus 88 condados, que el deporte favorito era buscarla con perros sabuesos, ironizó en su día el ex gobernador John Gilligan (1971-75).
La emergencia del senador por Illinois en algunos enclaves rabiosamente republicanos sepultó la burla. "No hay una sola política económica de McCain que sea diferente de las de Bush, y la crisis es el gran asunto de esta campaña", insistió ayer. "¡Obama, Obama!", "¡Bye, bye Bush!", respondían los suyos
Disciplinadamente, sin alborotos, ni prisas, miles de seguidores con pegatinas y camisetas que los identificaban como tales acudieron a la plaza. "Tenemos cuatro hijos y seis nietos y nos preocupa mucho su futuro. No pensamos en otra cosa. Dos de mis hijos [trabajan en una planta de la General Motors en Moraine] pueden perder su empleo en diciembre. Votaremos por Obama", anticipaban los abuelos Rose y Scott, poco antes de que Michelle, la esposa del favorito, presentara a los concentrados "al nuevo presidente de Estados Unidos".
Ohio es una región malhumorada por su progresivo empobrecimiento, mayoritariamente asociado a las políticas del presidente George W. Bush, a quien hace un mes le estalló la crisis financiera más grave desde la Gran Depresión.
Los cientos de miles de puestos de trabajo perdidos en Ohio -que dispararon la tasa de desempleo hasta el 7,2%, el índice más alto en 16 años-, la menor capacidad adquisitiva de los salarios, las hipotecas en peligro y, en suma, la incertidumbre, favorecen a Obama, que prometió superar la crisis: "Si vamos juntos seremos invencibles".
La encuesta publicada ayer por The Columbus Dispatch le concede la victoria con el 52% sobre el 46% de su rival. Ambos candidatos visitaron frecuentemente Ohio, con 11,5 millones de habitantes, el 85% blanco, el 11% afroamericano y el 1,9%, hispano. George W. Bush venció tanto en 2000 como en 2004, esta última al demócrata John Kerry por 136.000 votos en contra de todos los pronósticos.
"¿Alguien gana aquí más de 250.000 dólares [unos 196.000 euros] al año?", preguntó Obama. Un mar de brazos y de noes se alzó en los cuatro puntos cardinales de la plaza. "Pues que nadie tenga miedo. Voy a subir los impuestos a los multimillonarios y a las grandes corporaciones. Y voy a crear millones de puestos de trabajo".
No todos los electores de Ohio reclaman seguridad laboral o una dentadura nueva, como el anciano incapaz de soportar las armaduras de los postizos. Escribió a Obama solicitando que la sanidad pública le sufrague los implantes. "Me cobran 1.500 dólares por cada uno y necesito 12".
La treintañera Bárbara le pidió la repatriación de las tropas estadounidenses desplegadas en Irak desde 2003, con 4.100 muertos entre sus filas. "Tengo un hijo de seis años y no quiero que dentro de 12 lo llamen para ir a la guerra. Si gana McCain vamos a seguir allí muchos años".
Desde el viernes hasta ayer, la plana mayor de los dos partidos se desplegó por los condados del decisivo Estado. Por los demócratas, Joe Biden, candidato a la vicepresidencia, y la senadora Hillary Clinton. Por los republicanos, Sarah Palin, candidata a la vicepresidencia, el ex alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, y el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger. El ex campeón del mundo de culturismo pidió que alguien aporte "más de carne en el cuerpo y las ideas de Obama".
El veinteañero Jim también se desplazó a Columbus desde un pueblo cercano: "No tenía nada contra Hillary, pero con su marido ya era suficiente. Lo mismo que con los Bush. Ya estoy un poco cansado de dinastías". ¿O sea que Obama? "Sí, claro", responde.
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