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Reportaje:Economía global

Gane quien gane, el déficit se irá por las nubes

Será casi imposible que el nuevo presidente equilibre las cuentas en su primer mandato

Si bien ambos candidatos presidenciales concluyen la última semana de campaña prometiendo ser el mejor administrador fiscal, cada uno ha esbozado en líneas generales propuestas de tributación y gastos que, según los analistas, empeorarían los déficits presupuestarios anuales, aunque es probable que el senador John McCain provocase un agujero mayor que el senador Barack Obama.

McCain, el candidato republicano, propone unos recortes de impuestos mayores. También promete reducir más el gasto, pero no ha especificado de dónde provendría la mayoría de esas reducciones. Incluso ahora que la crisis financiera ha dado lugar a un paquete de medidas de rescate y llevado a ambos candidatos a pedir miles de millones de dólares más en gastos para estimular la economía, McCain sigue aferrado a su promesa de equilibrar el presupuesto antes del final de su mandato, una promesa que los analistas presupuestarios consideran inalcanzable.

La rebaja fiscal de McCain supone más de un billón menos de recaudación durante su mandato
Es probable que el senador McCain provoque un agujero mayor que el senador Obama
Obama promete menos déficit, mayor atención sanitaria y menos impuestos a la familia y las pymes

Obama, su rival demócrata, promete reducir el déficit y situarlo en la senda hacia el equilibrio. También promete un caro esfuerzo para ampliar la atención sanitaria, y toda una serie de programas de gasto y recortes tributarios para la mayoría de las familias y las pequeñas empresas. Elevará los impuestos a las familias más ricas para ayudar a pagar sus planes de atención sanitaria.

Limitadas expectativas

Ninguno de los candidatos presidenciales ha aportado suficientes detalles, en especial en lo referente a los programas de gasto y a qué recortarían, para que los grupos presupuestarios puedan poner un precio a sus programas. Analistas conservadores y progresistas coinciden en que no debería esperarse que el próximo presidente equilibre el presupuesto en su primer mandato, porque el gasto deficitario a corto plazo puede estimular la economía, y la crisis está obligando a la administración pública a gastar más en ayuda a pesar de estar recaudando menos impuestos.

Pero a la larga, afirman, el historial presupuestario del presidente dependerá de si puede alcanzar los ahorros en atención sanitaria que ambos prometen, y que, a su vez, ayudarán a controlar el rápido aumento de los gastos en atención médica a los ancianos (Medicare) y a los desfavorecidos (Medicaid). Ninguno de los candidatos tiene una propuesta general para combatir el crecimiento insostenible de esos programas.

"Ninguno de ellos está siendo fiscalmente responsable", opina David M. Walker, ex director de la Oficina de Responsabilidad Gubernamental, que desde hace tiempo advierte sobre los peligros del déficit.

El próximo presidente heredará desafíos económicos mayores que los encontrados por cualquier otro presidente desde Franklin D. Roosevelt, hace 75 años. Pero, mientras que el país entraba en la Gran Depresión después de una década de excedentes presupuestarios, la crisis actual golpea a una nación en peor situación financiera, con un déficit en aumento a causa de la guerra, un fuerte endeudamiento externo y unos aplastantes gastos en el horizonte por la jubilación de los nacidos durante la explosión demográfica.

El déficit del año fiscal 2008, que finalizó el 30 de septiembre, era de 358.500 millones de euros, un 3,2% del rendimiento económico total. Los analistas señalan que podría alcanzar los 790.000 millones de euros en 2009, más del 7% del rendimiento económico previsto, con el país en recesión y luchando en una guerra de dos frentes. Durante la década de 1980, el déficit se disparó hasta rondar el 6% del rendimiento económico; los economistas consideran que todo lo que supere el 3% es un nivel de déficit preocupante.

Hasta ahora, tanto McCain como Obama insisten en que no tienen que reducir sus programas anteriores a la crisis.

El panorama fiscal y la crisis indican lo contrario. Entre las promesas del pasado que chocaron con la realidad se encuentran: la promesa de Roosevelt de equilibrar los presupuestos; las de Ronald Reagan y George Bush contra los impuestos, y la de Bill Clinton de reducir los impuestos a las clases medias. El actual presidente Bush ha cumplido sus mayores promesas, la de recortar los impuestos y la de subvencionar las recetas de los medicamentos a los ancianos, pero la deuda nacional se ha duplicado hasta superar los 8.000 millones de euros durante su legislatura.

Leon E. Panetta, primer director presupuestario de Clinton, asegura que ha avisado a Obama de las realidades que le esperan en caso de que gane. "Le he dicho que Bill Clinton lo averiguó. Entró en el Despacho Oval y, de repente, se encontró con que tenía un déficit mayor del que creía". Cuenta que la reacción de Clinton fue pensar "que no iba a poder hacer lo que quería".

Las propuestas de McCain para reducir los impuestos supondrían más de un billón menos de recaudación a lo largo de su mandato, según el Tax Policy Center [Centro de Política Tributaria], un organismo no asociado con ningún partido. Ampliar los recortes de impuestos sobre la renta aplicados por Bush en 2001 y 2003 más allá de su expiración prevista, en 2010, supondría más de un tercio de ese total. McCain también cambiaría el impuesto mínimo alternativo para que afectase a menos contribuyentes de clase media, redujese los impuestos de sociedades y acelerase las amortizaciones de empresas para equipamiento. Según el centro, el coste del plan fiscal de McCain en 10 años alcanzaría los 3,3 billones de euros.

Lo que pretende principalmente el plan sanitario republicano es reducir los precios. McCain ofrecería también una deducción fiscal a las familias de hasta 4.000 euros para contratar seguros, con un coste de unos 630.000 millones de euros hasta 2013. Para compensar eso en parte, computarían como renta las prestaciones sanitarias de los trabajadores ofrecidas por las empresas. También propone ahorrar mediante cambios no especificados en el Medicare y el Medicaid.

McCain tiene menos iniciativas de gasto que Obama. La principal es aumentar el tamaño del ejército. Propone incentivos energéticos, compensados mediante la venta de permisos de emisión de gases de efecto invernadero, que se cree que contribuyen al cambio climático. También ofrece complementos de renta a los trabajadores mayores y de rentas bajas y más financiación para la ley de enseñanza, conocida como Que ningún niño se quede atrás.

Para ayudar a equilibrar el presupuesto, McCain afirma que se ahorrarán miles de millones de euros con la reducción de las fuerzas en Irak. Sin embargo, ni él ni Obama tienen en cuenta el refuerzo de los despliegues en Afganistán. McCain pide también que se recorten las ayudas a empresas, que se ponga fin a las asignaciones de gasto para proyectos especiales y que se congelen los gastos reservados en su primer año.

En su presupuesto definitivo para 2013, McCain calcula que habrá reducido 90.000 millones de euros para alcanzar el equilibrio, pero no dice cómo. Aún así, seguirán faltándole 160.000 millones de euros, según un análisis del Comité para un Presupuesto Federal Responsable, un grupo no partidista.

Pero ese cálculo no incluye los costes del paquete de ayuda financiera de medio billón de euros aprobado por el Congreso (los defensores del plan dicen que, a la larga, el Estado recuperará buena parte de esa cantidad) ni cualquier plan de estímulo adicional que el Congreso pudiera aprobar en los próximos meses.

Robert Bixby, director ejecutivo de Concord Coalition, un grupo centrista de vigilancia del presupuesto, calcula que McCain podría tener un déficit aproximado de 472.000 millones de euros en 2013, que equivale más o menos al coste anual de Medicare. Obama ampliaría los recortes tributarios de Bush a los contribuyentes que ganen menos de 200.000 euros al año, y los revocaría de inmediato para quienes superen ese nivel. Recortaría otros impuestos, como los que deben pagar los trabajadores de rentas bajas y las pequeñas empresas, y gravaría más los dividendos y el incremento de patrimonio de los ricos. Al igual que McCain, cambiaría el impuesto mínimo alternativo para aplicarlo sólo a los ricos, como era la intención en un principio, y pondría fin a las lagunas jurídicas respecto a las empresas, la mayoría sin especificar.

Fiscalidad por clases

Obama asegura que la recaudación adicional derivada de la subida de impuestos a los ricos financiará su plan sanitario, que tendría un coste calculado en 90.000 millones de euros el primer año, pero aumentaría después. Eso sigue dejando que los recortes tributarios para todos los demás se sumen al déficit.

El Centro de Política Tributaria calcula que las pérdidas de ingresos totales rondarían los 790.000 millones de euros durante el mandato de Obama, y los 2,2 billones de euros a lo largo de una década. El gasto federal anual, que supera el 20% del Producto Interior Bruto, crecería con los planes de ambos candidatos. Los ingresos totales seguirían manteniéndose en un porcentaje menor, comparados con el tamaño de la economía: un 18,3% con Obama y un 17,6% con McCain, de acuerdo con el centro tributario. La diferencia señala que los déficit se mantendrían y se agravarían.

El tamaño de los recortes tributarios de ambos candidatos preocupa a muchos analistas presupuestarios. Incluso si el próximo presidente consigue controlar el gasto sanitario, comenta Joseph J. Minarik, vicepresidente del Comité para el Desarrollo Económico, financiado por la patronal, esos ahorros tardarán años en producirse, mientras que los recortes tributarios serían inmediatos.

Los planes de gasto de Obama, aparte de su iniciativa para la atención sanitaria, supondrían un aumento para la educación, las infraestructuras, la investigación y la ayuda exterior, y más para reforzar el ejército que todo lo que ha propuesto McCain.

Tiene una propuesta para el cambio climático más ambiciosa, que obligaría a las empresas a comprar permisos de emisión en subastas públicas. La Oficina Presupuestaria del Congreso calcula que con esas subastas se podrían recaudar hasta 237.000 millones de euros anuales de aquí a 2020. Obama emplearía los ingresos iniciales para iniciativas energéticas y para deducciones fiscales que compensen los gastos de muchos estadounidenses en combustible.

© 2008 New York Times News Service.Traducción de News Clips.

Barack Obama y John McCain, durante el segundo debate presidencial en Nashville (EE UU).
Barack Obama y John McCain, durante el segundo debate presidencial en Nashville (EE UU).AFP

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