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Pedralbes, de residencia real a sede euromediterránea

Cataluña ofrece el antiguo palacio real para acoger al organismo

Miquel Noguer

Hoy infrautilizado y casi olvidado por muchos barceloneses, el palacio de Pedralbes puede vivir muy pronto una nueva época de esplendor. La que fue residencia oficial del rey Alfonso XIII y del dictador Francisco Franco en Barcelona puede acabar siendo el epicentro de la cooperación entre los países del norte y del sur del Mediterráneo. Todo depende de que la ciudad sea escogida el lunes para albergar la sede del secretariado de la Unión por el Mediterráneo. El palacio sería, en este caso, el epicentro de las relaciones políticas de la región y en él trabajarían sus funcionarios.

A la espera de la decisión, en manos de los ministros de Asuntos Exteriores de hasta 43 países, la Generalitat promociona las virtudes del palacio. Al edificio, situado en plena avenida Diagonal y cerca de muchos consulados, le sobran metros cuadrados para instalar varias oficinas, salas de reuniones y espacios donde organizar convenciones de tamaño mediano.

"En caso de obtener la sede, el palacio podría estar a punto para acoger los primeros trabajadores en apenas unos días", asegura la secretaria de relaciones con la Unión Europea de la Generalitat, Anna Terrón. El edificio es sede habitual de actos de representación del Gobierno catalán. El presidente de la Generalitat suele ofrecer allí sus recepciones más concurridas y ha sido sede de eventos como la cumbre en la que echó a andar el Proceso de Barcelona, embrión de la Unión por el Mediterráneo.

"El emplazamiento es ideal", defiende Terrón. La Generalitat proyecta que en unos meses se pueda reformar el ala derecha el edificio para acabar de adaptar sus instalaciones. Algunas ya podrían ser utilizadas, como la sala de prensa y algunos despachos. En el mismo recinto del palacio, justo en la entrada del parque, hay otro edificio que podría acoger las oficinas provisionales. Este pabellón tiene un gran patio central y varias oficinas ya equipadas. Ahí es donde se instalarán los primeros funcionarios.

Además el palacio tiene un trasfondo histórico que el Gobierno y el Ayuntamiento quieren explotar. Tiene su origen en la antigua masía de Can Feliu, del siglo XVII, que años más tarde fue adquirida por el conde Eusebi Güell. Éste acabó por ceder la casa y parte de los jardines a la Corona, lo que obligó a una reconversión a fondo del edificio, encargada a Eusebi Bona y Francesc Nebot. Los mejores diseñadores de la época participaron en la obra. Hasta Antoni Gaudí construyó una fuente, oculta por la vegetación durante muchos años, pero que hoy vuelve a lucir coronada por un busto de Hércules.

Por facilidades no va a quedar. Si bien tanto el Gobierno central como la Generalitat consideran ideal el palacio, el Ayuntamiento de Barcelona se ha apresurado a ofrecer una sede alternativa más a largo plazo. Se trata del hospital de Sant Pau, cuyos pabellones modernistas están a la espera de otro uso tras la inauguración del nuevo centro sanitario.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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