La Reina toma partido
No se critican ahora sus ideas; pero opinar en público de temas políticos debilita la Monarquía
Los colectivos gays, que pidieron una rectificación de la Reina por sus opiniones sobre matrimonios entre homosexuales, se dieron ayer por satisfechos con la nota difundida por la Casa del Rey. Tales opiniones figuran en un libro que recoge conversaciones de doña Sofía con la periodista Pilar Urbano. La nota precisa que el libro no recoge "con exactitud" las palabras de la Reina y que eran opiniones vertidas "en un ámbito privado". El asunto ha dado lugar a una polémica que, como cabía esperar, ha trascendido a gays, colectivos pro aborto o mujeres maltratadas y ha acabado por enredar, de una forma u otra, a los partidos políticos.
Resulta necesario precisar, de entrada, que lo que está en discusión ahora no son las opiniones concretas que figuran en el libro, a pesar de que alguna de ellas cuestiona leyes aprobadas por el Parlamento, o del conflicto que puedan causar con otros gobiernos, como el de George Bush, a causa de la guerra de Irak. Lo inaceptable es el hecho de que la Reina se pronuncie públicamente sobre asuntos políticos controvertidos como lo son el aborto, la eutanasia, la religión en las escuelas (para enseñar a los niños el origen de la vida, ni más ni menos) o las bodas entre homosexuales. En este sentido, resultaría igual de cuestionable que la Reina opinase exactamente lo contrario en todos y cada uno de los temas sobre los que se ha pronunciado. Es imposible representar a todos los españoles si se toma partido por lo que piensan algunos de ellos. Si la Corona opina abiertamente sobre cuestiones controvertidas, será la institución misma la sometida a controversia; y así ha sido.
El libro fue revisado y avalado por la Casa del Rey, según su autora, lo que no ha sido desmentido. Por tanto, ha habido un error en esa Casa: si la Reina se expresó de la manera que figura en el libro, alguien debería haberle hecho notar lo impropio de tal decisión; y en última instancia, alguien con responsabilidad para ello debería haber impedido el error.
Más allá de este episodio, hay síntomas de un cierto desgaste de la institución, sobre todo entre los jóvenes, para quienes acontecimientos como el 23-F quedan lejos. Sería imprudente que los Reyes no lo tuvieran en cuenta. La humanidad y cercanía demostrada por la Reina en repetidas ocasiones ha sido un factor de legitimación de la Corona. Un error como éste, que no debe repetirse, no puede arruinar un esfuerzo de tantos años.
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