_
_
_
_
_

El Ejército colombiano cercó a la guerrilla antes de rescatar al rehén

Las FARC sufren un nuevo golpe tras la liberación de Ingrid Betancourt

"Tuve el valor de jugármela porque sabía que me iban a fusilar". Con voz débil, cansada, el ex congresista colombiano Óscar Tulio Lizcano relataba ayer su liberación nada más llegar a Cali tras ocho años de cautiverio en manos de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC). "Me caí muchas veces", dijo. En la palidez de su rostro se reflejaba el drama de tres días caminando por la selva con un guerrillero que decidió huir con él. Lizcano, de 58 años, era el rehén político más antiguo de la guerrilla.

"Deben comprender mi incoherencia por la falta de uso de la palabra", dijo Lizcano

El Ejército colombiano había localizado hace cinco meses el campamento donde estaba Lizcano, en la selva del departamento del Chocó, en el occidente del país, y lo había sometido a un estrecho cerco, que hizo que finalmente uno de los guerrilleros, conocido como Isaza, de 28 años, decidiera huir con el rehén. "La presión fue mucha", explicó el ex congresista, y añadió que la ofensiva militar "arropó" su fuga con el carcelero. Nueve miembros de la guerrilla fueron detenidos en la operación.

El presidente, Álvaro Uribe, anunció que Francia ha aceptado acoger a Isaza, que además recibirá una recompensa del Estado colombiano. "Quiero agradecer ante todo a la persona que tuvo la valentía de salir conmigo, un viejo que se encontraba muy enfermo", dijo Lizcano, y "al ministro de Defensa, al Ejército" y al presidente, cuya "política nacional jugó un papel importante para el rescate de mi hijo". Se refería a Juan Carlos, secuestrado también por las FARC hace tres años y rescatado en una operación militar.

"Deben comprender mi incoherencia por la falta de uso de la palabra, dado que no me podía comunicar ni hablar con ninguno de los guerrilleros que me custodiaban", se excusó con voz cansada el ex congresista en la improvisada rueda de prensa en la base aérea Marco Fidel Suárez de Cali, a donde llegó al mediodía en helicóptero, acompañado por el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos.

Lizcano -la palidez de su rostro desteñido aun más por una barba blanca, la falta de fuerzas para mantener la cabeza en alto, su ropa rota, cubierta de barro-, explicó que estuvo siempre solo y dejó entrever que leyó mucho en cautiverio: "Le dije al ministro algo que leí de Homero: la vida está por encima de cualquier riqueza...", y pidió a los que aún están secuestrados "jugársela toda por la libertad".

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Si algo le mantuvo vivo en estos ocho años fue el recuerdo de su mujer, Marta. "Mi barquerita. Me duele porque se quedaron las 20 últimas poesías que le había escrito", dijo, emocionado, y recordó los mensajes que ella le mandaba por la radio. En los últimos tiempos, añadió, no tenía aparato de radio, y se alimentaba de "cogollos de palma". Marta pudo hablar con su esposo instantes después de su rescate.

Lizcano fue conducido inmediatamente después de su comparecencia a una clínica de Cali, donde acudió su familia. Semanas atrás, las autoridades habían pedido a la FARC que lo liberasen ante su precario estado de salud.

Lizcano era el político con más tiempo en las cárceles de las FARC. Con su rescate son dos los congresistas que permanecen aún cautivos en calidad de rehenes canjeables, es decir, sujetos a negociación política. El resto, 23, son miembros de la fuerza pública. Además, la guerrilla tiene en su poder a cientos de civiles.

El rescate de Lizcano supone un nuevo golpe a las FARC, después del espectacular rescate, en julio, de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, tres estadounidenses que trabajaban en la agencia antidrogas norteamericana y 11 miembros de la fuerza pública colombiana. Desde Austria, Betancourt aseguró sentirse "liberada otra vez" y dio las gracias a Uribe y a las fuerzas armadas.

Álvaro Uribe (izquierda) y dos jefes militares aplauden a Isaza, el guerrillero que huyó con Lizcano.
Álvaro Uribe (izquierda) y dos jefes militares aplauden a Isaza, el guerrillero que huyó con Lizcano.AP
Óscar Tulio Lizcano, en el centro, camina detrás del ministro de Defensa colombiano, Juan Manuel Santos, en Cali.
Óscar Tulio Lizcano, en el centro, camina detrás del ministro de Defensa colombiano, Juan Manuel Santos, en Cali.EFE

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_