Tres checos, un espía y un soplo
Dos veinteañeros se cruzan en el puente Manes de Praga el 14 de marzo de 1950. Él es Miroslav Dvoracek, un ex piloto del Ejército checoslovaco, del que había desertado, y ahora es un guapo espía que trabaja para Estados Unidos. Ella, Iva Militka, una rubia estudiante ingenua y escasamente politizada.