Economía presenta un informe de impacto de género "incompleto"
Los ministerios no especifican su presupuesto para las políticas de igualdad
El Gobierno ya ha entregado a los grupos políticos del Congreso el informe de impacto por razón de género que acompaña a los Presupuestos Generales del Estado (PGE), un documento que llega tarde y cuya lectura prueba que se ha hecho con precipitación. El propio Gobierno lo reconoce al calificar dicho documento de "heterogéneo e incompleto", pero lo considera una "ambiciosa iniciativa cuya plena aplicación requerirá varios ejercicios", de tal forma que este primer informe sólo puede considerarse "como un importante punto de partida".
El documento, mal que bien, analiza la situación social en la materia de la que se trate, por ejemplo, el número de mujeres que reciben pensiones, la cifra de maestras y catedráticas, o de víctimas de violencia machista. En contados casos se especifica el dinero para esas partidas. Pero en ningún momento figura un apartado con las recomendaciones a seguir, algo sobre lo que han insistido las instituciones europeas, a quienes se invoca en la primera línea del texto.
Y todos los ministerios, a pesar de que algunos han elaborado informes muy deficientes, incluyen al final la misma coletilla: que el impacto de sus cuentas es positivo para la igualdad. El documento final consta de 148 folios, que los ministerios se han distribuido de forma muy desigual.
- Pensiones y fondos. Un informe de impacto de género correcto debe detallar, en el caso de las pensiones, por ejemplo, cuáles son mayoritariamente de mujeres y, si son las más bajas, proponer cambios. Pues en este caso, el informe revela que el 72% de estas pensiones son para mujeres, pero no han recibido incremento alguno. Y el fondo de garantía para alimentos en caso de divorcio estará dotado con 300.000 euros, lo que indica que la burocracia para acceder a estas ayudas será mayor que el dinero que recibirá cada mujer.
- Poco o nada. En Fomento les ha bastado con una hoja para decir que la actividad de su departamento "no tiene un impacto directo en las políticas de género", pero que seguirán favoreciendo que haya un porcentaje para mujeres en los nuevos contratos para promover la igualdad. (Las oposiciones de hace dos años para bomberos de AENA no incluyeron esa reserva obligatoria del 5% y las ocho mujeres que aprobaron se quedaron sin plaza. El caso está en el Supremo). El texto advierte en sus consideraciones finales de la falsedad que supone entender que un departamento no tiene incidencia directa en la igualdad de sexos.
- Ausencias notables. Es sorprendente que el Ministerio de Educación y Política Social no haya analizado en este informe sus presupuestos para la Dependencia, una ley con una destacada influencia sobre la mujer, que es la que se encarga mayoritariamente de los cuidados de ancianos y discapacitados, abandonando para ello, en ocasiones, su empleo remunerado. Analiza, eso sí, la repercusión que la escolarización infantil tiene para la incorporación de las madres al trabajo, pero no se ve ni una cifra del presupuesto. Mucho más pobre es aún el texto que han presentado el Ministerio de Cultura, más parecido a una declaración de intenciones que a esa "voluntad clara" de elaborar un informe de género que se atribuye el Gobierno.
- Sólo para mujeres. El informe advierte de que toda la acción pública debe estar impregnada de los principios de igualdad. Por tanto, sería incompleto reseñar sólo los programas o partidas finalistas para la mujer (violencia de género, por ejemplo), algo a lo que se aplican profusamente algunos ministerios en su texto. Lo hace el de Ciencia e Investigación, que en lugar de analizar si son mujeres u hombres los que presentan proyectos de investigación para ser subvencionados (algo que ya hacen en Andalucía), se dedica a señalar el impulso a los estudios de género, el apoyo a unidades de igualdad en las universidades o a publicar atlas de mujeres. Y no dicen con qué dinero.
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