_
_
_
_
_

Muere un hombre con un pulmón perforado durante una operación

"Sus hijos se han quedado sin padre y yo sin hermano. Sólo queremos una explicación". Isidoro Sancha llora al teléfono desde el tanatorio. Es la única vez que se le ahogan las palabras en la conversación. La pesadilla que su familia ha vivido en el último mes ha terminado de la peor manera posible. Ha muerto su hermano, el pequeño de seis, José Manuel. Tenía 33 años, dos hijos de uno y medio y cinco años, una esposa, un trabajo en una fábrica de sanitarios... Y un problema de esófago que se complicó de manera extrema e inesperada en la mesa de un quirófano, donde le perforaron un pulmón.

José Manuel Sancha ingresó en el hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares el 17 de septiembre porque le detectaron células cancerígenas en el esófago. Desde 2002 padecía una hernia de hiato y había desarrollado esófago de Barret, una mutación genética causada por el ácido del estómago. Tras una cadena de errores, según la Asociación del Defensor del Paciente, murió el pasado martes. En medio, un calvario de nueve operaciones, incluida la amputación de la pierna izquierda y el desasosiego de la familia. "Era una criatura de 33 años que entró por su propio pie y salió muerto", añade desolado el hermano mayor. El hospital público declinó ofrecer su versión.En la primera operación, el 19 de septiembre, debían quitarle parte del esófago y del estómago para hacer un empalme y retirar las células enfermas. Es una intervención compleja que requiere la apertura del tórax. Pero le perforaron el pulmón izquierdo, según denuncia la Asociación Defensor del Paciente.

Algo que puede ocurrir pero que no es habitual y que podría deberse a un error, según un especialista de un hospital público. La familia lo supo más tarde. "Nos dijeron que todo había salido perfectamente", dice el hermano, Isidoro Sancha.

Al día siguiente, lo llevaron de nuevo al quirófano. "Nos repetían que la situación era muy grave", añade Isidoro. Lo trasladaron al hospital 12 de Octubre. "Este calvario es para contarlo, ha sido un infierno", prosigue el hombre. La primera semana permaneció en coma. Luego recuperó la consciencia. Los médicos les repetían lo mismo: "Está muy grave". Tuvieron que implantarle un pulmón artificial que le permitiera eliminar el dióxido de carbono que no era capaz de eliminar. Además, el estómago, el esófago y la vesícula -que acabaron extirpándole- se le deterioraron por efecto de los jugos biliares. Necesitaba un tubo para comer y otro para eliminar la saliva. Incluso se le gangrenó la pierna izquierda y tuvieron que amputársela, según su relato.

Una portavoz del hospital Príncipe de Asturias declinó facilitar la versión del centro porque incluye "datos clínicos del paciente que son privados".

Informes reclamados

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

"Han sido semanas angustiosas, daba un paso para adelante y dos para atrás", añade Isidoro, en medio de un relato a trompicones. El rosario de intervenciones -nueve operaciones en tres semanas- no sirvió para salvarle la vida. Murió el pasado martes por la noche. Hoy a mediodía será enterrado, después de que ayer le realizaran una autopsia que reclamó la familia en el juzgado alegando presunta negligencia médica, por recomendación del Defensor del Paciente.

Han reclamado a los hospitales todos los informes mediante un burofax y han puesto el caso en manos de la abogada de la asociación. Creen que falta documentación y, además, no entienden muchos términos. "Yo no sé de medicina ni la jerga con la que me hablan, pero voy a luchar por mi hermano", repite Isidoro como una letanía. "Ha sido una película de terror".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_