El testimonio más esperado del 'caso Balenciaga'

La comparecencia hoy del ex alcalde de Getaria por el PNV Mariano Camio ante la comisión parlamentaria que investiga las supuestas irregularidades en la Fundación Balenciaga y la sociedad Berroeta Aldamar, encargada de construir el museo dedicado al modisto en su localidad natal, debería servir para aclarar bastantes de las preguntas que pesan sobre este escándalo. Camio está siendo investigado también por la fiscalía de San Sebastián. Hoy se someterá a las preguntas de los parlamentarios sin realizar una exposición previa, según dijo ayer a EL PAÍS.

Camio fue desde la alcaldía el principal impulsor del proyecto de levantar un museo en Getaria sobre Balenciaga. Hasta hace año y medio, cuando saltó el escándalo y dimitió, fue también su principal responsable, primero como vicepresidente de la fundación y desde 2005 en su condición añadida de gerente de la sociedad Berroeta Aldamar, constituida por el Gobierno, la Diputación de Guipúzcoa y el Ayuntamiento de Getaria.

Éstas son algunas de las cuestiones que Camio puede contribuir a aclarar hoy.

¿Había proyecto?

Las supuestas irregularidades se remontan a los mismos inicios del proyecto en 1998. Las primeras inversiones institucionales se realizaron, según denunció en su día Aralar, sin que existiese aún un proyecto museístico. El Ayuntamiento empezó las obras sin que se hubiera presentado un proyecto básico. La dimensión inicialmente prevista para el nuevo edificio se amplió hasta 1.700 metros cuadrados por planta, una irregularidad que el consistorio solventó modificando después las normas subsidiarias.

La titulación del arquitecto

Otras de las irregularidades que está en cuestión es la contratación del arquitecto cubano Julián Argilagos, amigo personal de Camio. Tanto él como los responsables de la delegación guipuzcoana del Colegio de Arquitectos Vasco-Navarro, también citados hoy en la Cámara, pueden arrojar luz sobre esta cuestión. Los puntos oscuros son si poseía la titulación requerida y ésta se hallaba homologada en España. También si el contrato que se le adjudicó debió haber salido a concurso.

¿Cuánto cobró?

El informe de la firma privada Z y B Auditores y Consultores de Entidades Públicas precisó que los honorarios del capítulo de arquitectura y diseño del museo abonados a la empresa de Argilagos, Hemen Art, ascendieron, según las cuentas de Berroeta Aldamar de hace dos años, a 1.182.892 euros. Los auditores apuntaron un sobrepago de 439.905 euros, ya que sólo debería haber recibido 741.987 euros, a tenor de la obra ejecutada al cierre de las cuentas

¿Cuál es el presupuesto?

También existen contradicciones sobre el presupuesto mismo del museo, cuya primera piedra se colocó en 2001, con su apertura prevista para 2003. Ese presupuesto ascendía inicialmente a seis millones de euros, subió luego a 12, después a 18 y finalmente parece que ronda los 21 millones. El proyecto realizado por Argilagos fue presentado al Colegio de Arquitectos presupuestado en esos seis millones iniciales. Camio sostiene que siempre fueron 12 y que se presentó la otra cantidad al Colegio para abaratar costes de tramitación.

El proyecto de interiorismo

La auditoría externa realizada en Berroeta Aldamar en 2007 señaló que el año anterior se pagaron 128.983 euros a Argilagos por el proyecto de interiorismo. Sin embargo, hay discrepancias sobre la existencia o no de ese trabajo. Cuando la diputada de Cultura de Guipúzcoa, María Jesús Aranburu, anunció en marzo pasado que en un mes se adjudicaría el proyecto de interiorismo, Camio replicó que ya existía uno y que encargar otro se debía sólo a cuestiones "de gusto".

¿Dónde han ido las piezas?

Camio puede arrojar hoy luz sobre el destino de piezas desaparecidas, según el informe realizado por la conservadora Miren Arzalluz. Se trataría de 35 láminas que suman 139 diseños originales con anotaciones manuscritas del modisto, dos pares de guantes, unas medias cedidas por el Metropolitan de Nueva York y al menos cinco pañuelos. Éstos últimos fueron regalados, según admitió Camio, a esposas de cargos públicos del PNV, pero ha sostenido que no pertenecían a los fondos adquiridos por el Gobierno, sino que se los dio el secretario de Balenciaga, Ramón Esparza.