Un cadáver junto a la carretilla
El Puerta de Hierro deja a una persona fallecida junto a restos de obra - Cirujanos y anestesistas alertan de las malas condiciones para trabajar
El rótulo dice: "Nevera refrigerador". Pero en la habitación, situada frente a las tres salas de velatorio, hace más calor que en el pasillo. En el interior de la estancia sin mobiliario, una camilla vacía, una carretilla en la que se apilan cartones y un cubo de pintura junto a un cepillo de barrer. A menos de un metro, un cadáver, el de la persona fallecida en la habitación 102. La sala está a unos metros de la salida en la que aparcan los camiones de mudanza y los coches de las funerarias. El cadáver está metido en un cofre metálico y cubierto con una sábana junto a la basura. "Nada justifica que esté en una sala sin las mínimas medidas", comenta un forense. "Pueden estar guardados en salas sin refrigeración cuando es durante pocas horas", admite otro, que rechaza de forma tajante que se puedan almacenar junto a una carretilla de obra. Una portavoz de la Consejería de Sanidad afirma que es "absolutamente falso" que el cuerpo descanse en el habitáculo. "No hay obras y cadáveres en el mismo sitio", señala, y asegura que las cámaras de refrigeración funcionan adecuadamente. EL PAÍS comprobó ayer por la mañana que la persona fallecida, con el nombre apuntado en un trozo de papel, estaba allí minutos antes de las once de la mañana, momento en el que fue tomada la fotografía.
Un fallo en la caldera dejó sin agua caliente a los ingresados el sábado
No es una imagen aislada. En el hospital Puerta de Hierro de Majadahonda, abierto al público el 11 de septiembre, quedan remates que terminar en todas las plantas. Obreros que piden palés y se cruzan con los médicos, cajas apiladas, andamios, polvo, contenedores de desperdicios en medio de un pasillo... Para Sanidad es "absolutamente normal" que sigan las obras "en zonas no ocupadas por los pacientes". Ciento treinta y seis de las 613 camas del centro ya están ocupadas, según datos oficiales. El hospital estará lleno "en las próximas semanas", a ritmo de una treintena de ingresos al día.
Trabajadores y los sindicatos CC OO y CGT critican que se ha abierto demasiado pronto. El consejero de Sanidad, Juan José Güemes, le quita hierro. El nuevo hospital, dice, "irá cobrando ritmo a una gran velocidad", informa Europa Press. La portavoz de la consejería lo repite: "El hospital garantiza absolutamente la seguridad clínica".
No es lo que opinan los anestesistas y los cirujanos del Puerta de Hierro, que han enviado dos cartas a la gerencia del hospital. Los primeros alertan de que la forma de trabajar "pone en riesgo la salud, e incluso la vida" de los pacientes, porque les falta material y formación para atender a los usuarios de dos unidades nuevas: obstetricia y pediatría. Los cirujanos han protestado porque quieren acceder a las historias clínicas en papel.
Los anestestistas alertan de que la dotación del centro "dista de ser la adecuada, tanto en número como en adecuación técnica", para desarrollar la actividad quirúrgica. Se quejan de la falta de formación técnica para atender los partos y a los menores de las especialidades de obstetricia y pediatría, dos servicios que no ofrecía el antiguo Puerta de Hierro y que los trabajadores no realizan desde hace "como mínimo 15 años". Piden un programa de actualización para ponerse al día. En caso contrario, "se estará poniendo en riesgo la salud, e incluso la vida, de la población que estamos asistiendo", según la carta. La portavoz de Sanidad rechaza este extremo: "Todos tienen un título que les habilita para hacer una cesárea o poner una epidural", afirma. Y añade que, antes de abrir el centro, se convocaron ocho plazas más de anestesistas que "se están cubriendo", y que los nuevos profesionales tienen un perfil más relacionado con la obstetricia.
Los anestesistas también se quejan del "desconocimiento en un porcentaje relevante" de los programas informáticos para manejar las historias clínicas, que están digitalizadas. La queja de los cirujanos es similar: "Las historias digitalizadas no incluyen todas nuestras notas y no nos puede faltar información para atender a la gente", cuenta uno de los cirujanos que firmaron la misiva enviada a la dirección antes del traslado y que pide anonimato para evitar represalias.
Las nuevas historias digitalizadas no incluyen, explica, los comentarios añadidos a mano sobre la evolución del tratamiento, apreciaciones del especialista, etcétera. Piden acceso a las viejas historias clínicas, al menos durante unos meses, para evitar fallos. "Tenemos inseguridad absoluta sobre lo que han tenido algunos pacientes", afirma uno de los firmantes. "Todo lo que no sea tener la información completa es malo para el paciente", añade otro.
La portavoz de Sanidad señala que fueron los propios médicos quienes decidieron qué parte del historial se digitalizaba y que se están facilitando las historias en papel en pacientes con procesos abiertos. Achaca la protesta a "la incertidumbre y la ansiedad" que genera el cambio a un proceso digital y confía en una "adaptación paulatina" de los especialistas.
Respecto a las quejas de pacientes por la falta de aire acondicionado o las televisiones que no funcionan, la portavoz considera que "se están magnificando las situaciones de confort" de las nuevas instalaciones. Admite que un fallo en la caldera dejó sin agua caliente el sábado pasado a los pacientes "entre 10 y 12 horas".
El traslado también ha provocado quejas sindicales por la situación de algunos trabajadores. La resolución firmada en marzo para el personal no sanitario señalaba que los trabajadores eventuales con más de dos años "a la fecha de inicio del traslado" podía integrarse en el nuevo centro de Majadahonda como personal laboral, con los mismos derechos y sueldos. Pero hay "entre 70 y 80 personas", según la CGT, que se han quedado fuera. El motivo es que el centro ha considerado como fecha de traslado la firma de la resolución, en marzo, en lugar del traslado físico, en septiembre. El sindicato está recopilando quejas.
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