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Reportaje:

"Ojo a los menores y a los bebidos"

Decenas de personas trabajan antes de un encierro para garantizar la seguridad

F. Javier Barroso

"Lo que más nos importa son los menores y los que vayan bebidos". La escena parece sacada de la mítica teleserie Canción triste de Hill Street, cuando el sargento se dirigía a sus policías minutos antes de salir a patrullar. Pero se trata de Móstoles (210.000 habitantes) y son las seis de la madrugada. El sol aún no ha salido y 25 agentes escuchan a sus mandos dos horas antes de que comiencen los encierros. Es una rutina que debe funcionar como un reloj suizo para evitar accidentes que empañen los festejos populares.

Los policías repasan al detalle los 800 metros del recorrido. El sargento, con voz rotunda, repite hasta que todo queda claro: "Son seis toros y cinco cabestros. No nos podemos distraer, no vaya a ser que se nos despiste alguna res. En cuanto lleguen las ambulancias a sus puestos avisan por radio al puesto de mando. Recuerden que hasta que no estén en sus sitios no puede empezar el encierro", añade el sargento. El oficial recuerda que la zona de arena de entrada a la plaza (unos 100 metros) debe quedar libre minutos antes de que explote el petardo que avisa el inicio del recorrido.

La Comunidad ha autorizado en 30 municipios festejos con suelta de reses

Escenas como éstas se repiten hasta finales de octubre en más de 15 municipios donde la Comunidad ha autorizado festejos con suelta de reses o encierros.

Cuando despunta el sol, los 25 agentes (una sola mujer) están en sus puestos. Decenas de personas se agolpan en las taquillas de la plaza para comprar por un euro la entrada. En total, 4.500 asientos. "Muchos corredores se ponen delante y dicen que corren el encierro, pero lo que realmente buscan es evitarse el euro de la entrada", confiesa el oficial.

Los responsables de mantenimiento revisan una a una las talanqueras. El día anterior algún gracioso quitó las tuercas de algunas, lo que pudo provocar algún accidente. Fueron los responsables de Protección Civil los que se dieron cuenta del desaguisado. Un total de 14 voluntarios vestidos con un llamativo uniforme naranja apoyan a la Policía Municipal y a las cinco ambulancias repartidas por el recorrido. A las siete de la mañana, los mandos policiales hacen el recorrido para ver que no hay ningún incidente.

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"La gente llega mucho más tarde. Ahora está apurando para tomar un café antes de la carrera", explica el máximo responsable policial, el subinspector Juan Manuel Arribas. Y lleva razón. Los bares que están cerca del recorrido están a tope y los camareros no dan abasto para servir cafés, zumos y churros. La mañana se ha presentado fresca, lo que no ha impedido que decenas de jóvenes hayan empalmado la madrugada de diversión y se dispongan a correr delante de los astados.

Esta mañana se corren reses de El Charro (Salamanca), que por la tarde serán lidiadas en la corrida. Cuando falta menos de media hora, aparece en escena José María Castillo, el primer teniente de alcalde y responsable de los festejos taurinos. Le acompañan otros ediles y los representantes de las peñas. Como es preceptivo, recorre a pie el itinerario del encierro. Junto a él, el inspector jefe del Cuerpo Nacional de Policía, que está al mando de los 22 agentes encargados de la seguridad dentro del coso. Al llegar a los corrales, Castillo saluda a los policías y ordena justo cuando faltan 10 minutos para el chupinazo que toque la charanga. La emisora de la policía echa humo en ese momento. Los agentes han comunicado la llegada de las ambulancias y que no hay incidencias en sus puestos.

Cuando las autoridades llegan al puesto de mando, a unos 100 metros de la entrada de la plaza, una multitud de jóvenes y no tan jóvenes se agolpan junto a una puerta de seguridad. "Atención, dos chicas junto a aquel agente" grita el sargento. Minutos más tarde el policía las obliga a salir.

Por la emisora se oye el "todo listo". El teniente de alcalde da el "adelante", que es repetido por el oficial a sus agentes a pie de corrales. Un segundo más tarde, se oye el chupinazo. Pasa un minuto y llega la manada a gran velocidad. Un astado se abre y crea momentos de tensión. Entran en la plaza y sin problemas son conducidos a los corrales. Entonces se oye por la emisora: "Todos dentro". El encierro ya ha terminado. Y sin heridos. Menos de dos minutos para una carrera que ha tenido más de dos horas de preparación.

Un mozo corre delante de los toros en el encierro de Móstoles.
Un mozo corre delante de los toros en el encierro de Móstoles.AYUNTAMIENTO DE MÓSTOLES

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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