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Bush aconseja no ceder ante el terrorismo

El presidente de EE UU defiende en la ONU su gestión y su legado internacional

Antonio Caño

Uno de los presidentes estadounidenses más impopulares de los últimos tiempos se despidió ayer de la comunidad internacional desde la tribuna de la ONU con el consejo de no bajar los brazos en la lucha contra el terrorismo y con la esperanza de que la historia juzgará su legado con más generosidad de lo que lo hacen sus contemporáneos. En su último discurso ante el foro que mejor representa la complejidad y diversidad del mundo actual, George Bush hizo un esfuerzo de reconciliación después de ocho años críticos y desencuentros.

El Bush de ayer fue mucho más prudente de lo que muchos retienen en su memoria. Fue un Bush persistente en la prioridad que representa la lucha contra el terrorismo. Pero, al mismo tiempo, consciente del fracaso de su primera visión unilateral del mundo, se mostró más proclive a la cooperación internacional.

"Por encima de las discrepancias, admitamos las mejorías en Irak"
"Las organizaciones multilaterales son necesarias con más urgencia que nunca"

Quiso dejar claro que el terrorismo, cuyo combate dominó su gestión en la Casa Blanca, sigue siendo una enorme amenaza ante la que sería imprudente cerrar los ojos. "Mientras nos adentramos en el siglo XXI, algunos pueden estar tentados de asumir que la amenaza se ha reducido. Esto puede resultar confortable, pero es un error. Los terroristas creen que el tiempo está de su lado y se mantienen al acecho de las naciones civilizadas como parte de su estrategia. No les permitamos que tengan razón".

Bush defendió las guerras de Irak -"por encima de las discrepancias que hayamos podido tener en el pasado, reconozcamos la mejoría de la situación y ayudemos a que la democracia prevalezca"- y de Afganistán. Y mencionó otros progresos: la participación de Libia, Arabia Saudí y Pakistán en la persecución de las organizaciones terroristas. Pero advirtió que "unas pocas naciones, regímenes como Siria e Irán, continúan patrocinando el terrorismo, aunque cada vez son menos y están más aislados".

La colaboración de Pakistán en esa tarea es ahora motivo de tensiones entre Washington y el Gobierno de ese país, que ha advertido que responderá, como ha hecho en dos ocasiones, a las incursiones militares estadounidenses para atacar las bases de Al Qaeda. Bush se reunió ayer con el nuevo presidente paquistaní, Asif Alí Zardari, para aliviar esa tensión. "Sus palabras han sido muy claras sobre su derecho y su obligación de defender la soberanía de su país, y EE UU quiere ayudar", afirmó Bush tras la entrevista, sin precisar detalles.

El presidente estadounidense dijo ante la Asamblea General de la ONU que tan necesario como el combate a los terroristas es "hacer frente a la ideología del terror" mediante la promoción de la libertad y la democracia. "El terrorismo no tiene cabida en el mundo moderno... Cada vez que se da a una nación la oportunidad de elegir, elige la libertad".

En ese sentido, mencionó la obligación de la comunidad internacional de responder adecuadamente cuando naciones pequeñas, como Georgia, son objeto de agresión por parte de otros países. "Otras democracias del mundo están observando cómo respondemos a esa prueba. EE UU ha trabajado con sus aliados en instituciones multilaterales, como la Unión Europea y la OTAN, para mantener la integridad territorial de Georgia y proveer ayuda humanitaria", manifestó. "En esta cámara hay representantes de Georgia, Ucrania, Líbano, Afganistán, Liberia, Irak y otras bravas naciones, jóvenes democracias. Admiramos su coraje. Les damos las gracias por inspirarnos con su ejemplo".

Parte del legado de Bush, tal como él lo defendió, será posiblemente juzgado a partir del éxito que esas naciones tengan en el futuro. El presidente quiso añadir ayer a ese legado un aspecto menos habitual en su gestión, algo que podría definirse como multilateralismo condicionado.

"Naciones Unidas y otras organizaciones multilaterales son necesarias con más urgencia que nunca", aseguró. Pero unas Naciones Unidas "eficaces". "La ineficacia y la corrupción deben ser combatidas, la burocracia debe ser reducida y algunos organismos como el Comité de Derechos Humanos, que protege permanentemente a quienes los violan, deben ser transformados".

"Naciones Unidas es una organización con extraordinario potencial. Pero, al mismo tiempo que reconstruye su sede, tiene que abrir las puertas a una nueva era de transparencia, responsabilidad y seriedad en sus objetivos". "Juntos", concluyó Bush, "podemos conseguir que el regalo de justicia y libertad del Todopoderoso llegue a millones de personas que no lo han conocido aún. Juntos podemos conseguir un mundo más justo y más seguro". El año que vienen por estas fechas hablará aquí Barack Obama o John McCain.

George W. Bush abandona el estrado tras pronunciar su discurso ante la Asamblea General de la ONU, en Nueva York.
George W. Bush abandona el estrado tras pronunciar su discurso ante la Asamblea General de la ONU, en Nueva York.EFE

La crisis amenaza las ayudas de Naciones Unidas

La tormenta financiera que mantiene en vilo al mundo ha oscurecido cualquier otra preocupación de esta Asamblea General de Naciones Unidas y amenaza con frustrar también los tímidos esfuerzos humanitarios que esta organización se marca cada temporada.

"La crisis financiera pone en peligro todo nuestro trabajo, la financiación del desarrollo, el gasto social en las naciones pobres, el Plan de Objetivos de Desarrollo del Milenio, todo", advirtió ayer el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

Los miembros de la organización, de por sí remisos a la hora de contribuir a aliviar la pobreza mundial, podrían simplemente cortar por completo sus contribuciones ante el drama que viven las economías desarrolladas.

Ban pidió a los Gobiernos que, al menos, cumplan con el objetivo de crear entre todos un fondo anual de 48.900 millones de euros para actuar urgentemente en África, donde ningún país ha llegado a la meta de desarrollo fijada el año pasado. La cantidad solicitada por el secretario general es una décima parte de lo que la Administración estadounidense ha pedido para acudir al rescate de Wall Street. Es menos de la mitad de lo que el Tesoro gastó la semana pasada en un solo día en socorro de los bancos y aseguradoras quebradas.

El presidente estadounidense, George Bush, trató de tranquilizar a la comunidad internacional sobre las consecuencias de esta crisis y pronosticó en su discurso ante la Asamblea General que el Congreso de EE UU -que está debatiendo sobre el asunto- "actuará con la urgencia requerida". Posteriormente, prometió una aportación de 3.400 millones de euros en dos años a la Conferencia de Seguridad Alimentaria.

Esta crisis está siendo explotada por los principales rivales de EE UU. El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, responsabilizó plenamente a la política norteamericana de la situación creada en el sistema financiero. "La imposición sobre la economía estadounidense de años de fuertes compromisos militares, como la guerra de Irak, y de intervención en varias partes del mundo, han tenido fuertes costes", declaró Ahmadineyad, que debía intervenir anoche ante la Asamblea General. "La economía mundial no puede seguir tolerando", añadió, "el déficit presupuestario y las presiones financieras de Estados Unidos y de su Gobierno".

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