La enseñanza de la literatura
Hoy recogí el libro de texto de Lengua y Literatura de 2º de ESO de mi hijo, de una editorial conocida. Catorce capítulos ilustrados con dos lecturas cada uno. Este año toca esencialmente literatura moderna y contemporánea en español. Empiezo a leer los nombres de los autores: Juan Ramón, Gabriel, Gustavo Adolfo, Carlos, Antonio, Pío, Fernando... Y así hasta completar los 28 textos. Ninguna Almudena, ni Maruja, tampoco Elvira, Ana María, Rosa, Gioconda o Rosalía. ¡Ni una sola mujer!
¿Por qué esta discriminación? No me puedo creer que en el panorama de la literatura hispanoamericana, y en particular la española, no haya textos escritos por una mano femenina que puedan servir para enseñar la lengua de Cervantes. Salvando las distancias, me recuerda la negación de la mujer en el Irán de los principios de la revolución islámica, tan bien descrito por Shirin Edabi, premio Nobel de la Paz, y de la cual tengo casualmente un libro sobre mi mesilla de noche. Pero no, desgraciadamente esto es un libro de texto de un país con un Consejo de Ministros igualitario y con un Ministerio de Igualdad. ¿Para qué, si no se empieza desde abajo.
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