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Neutrones en manos de la diplomacia

La candidatura de Bilbao para acoger la Fuente de Espalación pasa el corte técnico - Ahora depende de la influencia política de España en Europa

Ha llegado la hora de la diplomacia. La candidatura de Bilbao para albergar la Fuente Europea de Espalación de Neutrones (ESS, en sus siglas en inglés), una de las 35 grandes infraestructuras tecnológicas previstas por la UE para los próximos años, ha pasado "con nota" el examen técnico de los expertos europeos, al igual que sus otras dos rivales, los proyectos de Suecia y Hungría. Una vez superada esta fase, ahora toca afrontar una nueva etapa de búsqueda de apoyos dentro de la UE para costear la financiación. La influencia de la diplomacia española va a resultar determinante para convencer a los futuros socios y que Bilbao logre albergar finalmente el proyecto, cuya inversión ronda los 1.300 millones de euros. La infraestructura tendrá un amplio campo de aplicaciones científicas, industriales y médicas.

Los gobiernos vasco y central se harán cargo del 30% del coste

El comité de expertos que visitó la capital vizcaína a mediados del pasado julio para evaluar la candidatura y conocer la zona en que se ubicaría la instalación, en el parque tecnológico de Zamudio, ha elevado un informe positivo. Las conclusiones resaltan el compromiso conjunto y coordinado de los gobiernos español y vasco en esta iniciativa, la elaboración y el diseño de una estrategia de I+D y la revisión y actualización del proyecto, algo fundamental para cuestiones como la potencia energética instalada que abastecería a la instalación.

Los presidentes del consejo y de la comisión delegada del consorcio ESS-Bilbao, Tontxu Campos, consejero de Educación, y Juan Urrutia, destacaron ayer la buena posición de salida en que coloca el informe a España y puntualizaron que los gobiernos vasco y central se harán cargo al menos del 30% del coste de la construcción. Campos recordó que, hasta el momento, los dos ejecutivos se han comprometido a aportar diez millones de euros para promover la candidatura y otros 375 millones para el arranque del proyecto.

Como las candidaturas de Hungría y de Suecia también siguen en la carrera -con los suecos un poco mejor situados, según Urrutia-, España tantea la posibilidad de alcanzar algún tipo de acuerdo entre los tres países mediante el cual los dos aspirantes que no resulten elegidos pudiesen también participar de los beneficios de la construcción. Con Hungría ya se ha cerrado un acuerdo de ese tipo y en estos momentos la vista está puesta en Suecia. "Pero siempre partiendo de la base de que es innegociable que la Fuente de Espalación se instale en Bilbao", subrayó Campos.

Por ahora no hay fecha para tomar la decisión definitiva y ni siquiera se sabe qué organismo o institución resolverá en última instancia. Por ello resulta tan importante tejer complicidades con los grandes estados, como Francia, Alemania y Gran Bretaña, que siempre querrán tener alguna participación en la iniciativa. En diciembre está prevista una cumbre de los ministros europeos de Ciencia y Tecnología que abordará la cuestión, aunque sin garantías de que se vaya a decidir nada, precisó Campos.

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El grupo de expertos europeos encargado de evaluar los proyectos ha constatado que el de Bilbao es el más caro de los tres porque necesita más potencia energética, 75 megavatios. El proyecto ESS-Bilbao prevé generar 600 empleos fijos y que más de 4.000 científicos trabajen en ella cada año en sus investigaciones. La función de la Fuente de Espalación es generar neutrones que penetran en la materia, permitiendo obtener información exacta de su estructura.

La incógnita de los grandes estados

España, Hungría y Suecia tratan de tomar posición ante el nuevo escenario que se les abre después de superar el corte técnico. La carrera por buscar apoyos en los países europeos para costear la financiación de la infraestructura científica se ha abierto. Sobre todo, por lo que se refiere a llamar a la puerta de Francia, Alemania y Gran Bretaña, los tres grandes estados que no se van a quedar al margen y determinarán el resultado final. La previsión es que cada uno de ellos se haga cargo de entre un 15% y un 20% de los costes, con la consiguiente parte también en los beneficios.

El Gobierno vasco "no alberga ninguna duda" de que el Ejecutivo central lo va a dar todo para lograr que la candidatura de Bilbao llegue a buen puerto. El Ministerio de Ciencia y Tecnología ya ha asegurado que hará "lo imposible" para que sea seleccionada, mientras el tripartito sostiene que el dinero no será ningún problema, incluso a pesar de la crisis económica.

De momento, Suecia ya ha anunciado que cuenta con el apoyo de los países de su entorno, caso de Dinamarca, Noruega y los países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania). Entre todos podrían costear hasta el 50% de la infraestructura, según sus promotores.

La candidatura bilbaína recela de estos anuncios: "Aún no hemos visto ningún compromiso plasmado por escrito", recalcan sus promotores. Mientras, parece que Hungría sale en una posición más rezagada. España y Hungría, aunque compiten para albergar el centro, concurren conjuntamente para dinamizar el proceso de establecimiento y construcción de la Fuente de Espalación. Ambos se benefician de esa colaboración mutua y ninguno renuncia a que la infraestructura se instale en su territorio.

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