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La carrera hacia la Casa Blanca

Amenaza para los Estados industriales

Cuando Wall Street se derrumba, los temblores suelen sacudir particularmente a todo el cinturón industrial de Estados Unidos, donde se encuentran los principales nichos de votos y donde realmente se juegan las elecciones presidenciales. Los graves problemas del sector financiero norteamericano están salpicando ya a las grandes empresas norteamericanas y salpicarán aún más en el futuro inmediato, a juicio de los expertos, que pronostican una galopante escasez de créditos y una mayor pérdida de puestos de trabajo.

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El hecho, por ejemplo, de que la Reserva Federal (banco central de Estados Unidos) inyectase ayer miles de millones de dólares para evitar nuevas quiebras en Wall Street significa, según explican los especialistas, que mucho de este dinero no alcanzará jamás las cuentas de las acereras, los astilleros o las empresas fabricantes de coches y productos tecnológicos que abundan en el cinturón industrial.

Eso se hace particularmente grave en Estados históricamente maltratados, como Ohio, Michigan y Pensilvania, precisamente aquellos que serán decisivos en noviembre. Estos tres Estados, que juntos significan 58 votos electorales (en 2004, George W. Bush ganó con una diferencia de 35 votos), tienen un largo historial de no comprometerse electoralmente con ningún partido. De lo que los candidatos prometan en sus pueblos, largamente afectados por la pobreza, dependerá en gran parte el nombre del próximo presidente.

Ante la crisis, las empresas necesitan invertir en investigación para reformularse. Pero para ello necesitan liquidez, condiciones crediticias favorables y la voluntad de la banca de inversión de asumir riesgos. Estas condiciones se han esfumado esta semana. En este momento, las instituciones financieras están a la defensiva. Los bancos necesitan liquidez, el crédito se agota, los agentes inmobiliarios enseñan casas que no se pueden vender y los vendedores de coches muestran nuevos modelos que no verán la carretera en mucho tiempo.

La consecuencia inmediata puede ser un nuevo aumento del desempleo, que el mes pasado ya alcanzó el 6,1%, el porcentaje más alto en cinco años. En lo que va de año ya se han perdido más de 600.000 puestos de trabajo.

"Con la situación actual del crédito y el mercado inmobiliario cayendo, la industria automovilística está claramente bajo presión, porque los consumidores mismos también están bajo presión", dijo el lunes el consejero delegado de Ford, Alan Mulally. "Al consumidor se le está exprimiendo por un lado con los créditos y, por otro, con el desempleo". Ya en 2006, Ford tuvo que acudir a las instituciones financieras para solicitar créditos por valor de 23.000 millones de dólares para sortear la crisis. Hoy día, una gestión semejante sería imposible. Lo mismo es aplicable a las aerolíneas, en una situación de gran estrés financiero.

Los despidos masivos son una amenaza que pende desde hace años sobre miles de trabajadores en los Estados industriales del este y el medio oeste, el llamado rust belt del país.

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