El último héroe de acción

¿Hasta cuándo puede el hombre jugar a ser Dios? Una cuestión que nos planteamos cada día al hojear el periódico sirve como trasfondo de Wanted, la adaptación de un cómic más orgullosamente infiel que hemos visto últimamente en pantalla.

Esta lección de pirotecnia pos-Matrix enervará a los seguidores del original creado por Mark Millar y J. G. Jones, pero logra clavar al espectador en la butaca encadenando momentos de acción límite. Su protagonista, un don nadie que un día descubre ser el último eslabón de una sociedad de súper asesinos que han tomado en secreto control del destino del mundo. Ese tipo es James McAvoy, el héroe perfecto para un tiempo en que el arquetipo de cachas revientatodo está agotado. Él parece refutarlo desde Tokio, al otro lado del teléfono. "Mi personaje empieza siendo un oficinista apocado, un perdedor. Los productores me miraron y dijeron: 'Sí, nos lo creemos". Pero para convencer al público, para lo que viene después ha tenido que apuntarse al gimnasio. "No todo el mundo puede presumir de que le paguen un entrenamiento físico intensivo, aunque te diré una cosa, no he vuelto a pisarlo desde que acabé de rodar la película. Para mí, el mejor momento del rodaje en la República Checa era cuando salía del set, regresaba a mi apartamento, abría una cerveza Pilsener Urquell y me ponía un partido del Mundial de Fútbol sub 21 o un capítulo de El ala oeste de la Casa Blanca".

A la media hora de película se convierte en el juguete preferido de Angelina Jolie, ya curtida en estas lides: "Fue mi mentora, toda una mujer de acción sin la cual no habría sido capaz de sacar adelante muchas secuencias". Como regalo, los guionistas le han concedido un beso glorioso de la Jolie, algo a lo que resta importancia: "Un beso real no es lo mismo que uno para la pantalla, así que no supuso nada especial. Fue la misma mierda de siempre, ¿sabes?". Quizás sólo lo diga para despistar, ya que justo antes de este rodaje, en 2006, McAvoy se casó con la actriz Anne-Marie Duff, a quien conoció cuando coincidieron en la serie británica Shameless.

Este actor escocés se ha declarado un gran fan de la ciencia-ficción, y un rumor insistente le apunta como protagonista de El hobbit que prepara Guillermo del Toro en Nueva Zelanda. Se muestra prudente: "De momento, nadie me ha llamado para decirme que el papel es mío". Un tipo como él, capaz de robar plano a Forest Whitaker en El último rey de Escocia o vivir las penurias de Expiación, justifica esta traca de dos horas con una explicación metafísica que nos devuelve a la pregunta del principio: "El hombre siempre ha vivido obsesionado con tomar control de su propio destino, con competir con Dios. La película es un reflejo de esta fascinación, aunque no sea tan inmoral como el cómic, de lo cual me alegro, dicho sea de paso. Además, es una excelente excusa para vertebrar una enorme y tontísima historia de acción".McAvoy: "Un beso de Angelina Jolie en el cine no es nada especial"