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Los nacionalistas en el País Vasco francés

La duda de qué hacer con Batasuna

El camino hacia el pragmatismo persigue también una meta interesante, que es lograr lo que no ha alcanzado la extrema izquierda en Francia: la desaparición de los grupúsculos y, a su vez, la tendencia a la violencia: "Estas son las dos lecciones más interesantes de la evolución del abertzalismo alrededor de la creación de AB", puntualiza Richard Irazusta.

¿Pero acaso no está también en esta coalición electoral Batasuna, que sigue sin condenar la violencia de ETA, ni el último crimen de Mondragón, por ejemplo? "Fuimos en coalición en algunos sitios, intentando llegar a acuerdos electorales, pero dos días antes de nuestras elecciones se produce lo de Mondragón. Eso te vacía, te desanima, te afecta. Vete a decir a la gente que no estamos de acuerdo con esa vía. Es una losa política y un impasse". Abeberry mide sus palabras; de su boca nunca saldrán términos como crimen, asesinato, banda terrorista. Es la ambigüedad de la que no se han podido desprender algunos de los históricos dirigentes abertzales del otro lado.

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Sin embargo, el actual teniente alcalde de Biarritz, insiste en recordar que convocó una manifestación frente al Ayuntamiento (40 personas) y que la coalición suscribió una declaración conjunta, utilizando, eso sí, la palabra "reggretable" (lamentable) para definir el asesinato de Isaías Carrasco. Como para excusarse, Richard Irazusta, que participó en las reuniones del Pacto de Lizarra, puntualiza que, "para los medios franceses, Mondragón está más cerca de Sevilla que de Bayona". "Si pronuncias el nombre de Carrasco aquí, nadie, excepto nosotros, sabrá quién es", apunta, sin tener en cuenta que lo mismo sucedería en Mondragón con AB.

En la sidrería de Hendaya, los tres dirigentes recuerdan que en la última asamblea de AB se expresaron posturas matizadas, incluso diferentes, respecto a las relaciones a mantener con Batasuna. Para Jean Battite Etcheberry, "no se tuvo la valentía de avanzar hacía una explicación franca y clara. Si se estima que Batasuna no es un socio fiable, no sé porque seguimos ofreciéndole nuestra confianza".

"En la asamblea", explica Jakes Abeberry, "vimos cómo todo el mundo criticó la actitud de Batasuna en grados distintos. Ellos tienen dinero, medios, y la dinámica de la unión funciona. El electorado no ve esos matices, ve la unidad abertzale, pero quizás ese 3% que aporta a la coalición no merezca que nos pleguemos a ellos".

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"La excusa de la unidad no resuelve el debate", interviene Jean Battite Etcheberry. "Entonces hay que romper con ellos", concluye Jakes Abeberry, lo que lleva a Richard Irazusta a matizar: "La mayoría, un 85%, desearía romper. Hay casi unanimidad. ¿Pero cómo hacerlo? Por eso el debate es necesario".

Etcheverry discrepa: "¿Pero de que nos sirve quedarnos a la superficie de los análisis. Se tiene miedo y se evita el verdadero debate sobre Batasuna, y no creo que esa falta de claridad nos aporte más votos. No es ese el debate".

Evidentemente, como desde hace años, la discusión está abierta y se sigue en la ambigüedad. AB tendrá que dar otro paso para salirse de esa histórica indefinición de sus dirigentes respecto a la llamada "lucha armada" y la violencia de ETA, si quiere alcanzar la centralidad a la que aspira en el País Vasco francés.

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