Los veranos de Gaudí y Miró en la Costa Dorada

Nacieron en tierra de Tarragona, o se rindieron a ella. Seis gigantes de nuestra cultura, los pintores Picasso y Miró, el arquitecto Gaudí, el músico Pau Casals y los poetas Àngel Guimerà y Carlos Barral pasaron algunos veranos en casas humildes, transfiguradas luego en museo o lieu de mémoire. A un paso del mar dorado, cerca y lejos a la vez de su bullicio, invitando con su presencia a enriquecer nuestro tiempo de ocio.

1. El soñador y el mar

Carlos Barral (1928-1989), editor, poeta, senador, navegante y soñador, heredó la casa familiar en la playa de Calafell. Es una de las viejas botigues (tiendas, bodegas) de pescador que antes abundaban, pero fueron arrasadas en los años sesenta (sólo quedan dos). El padre hizo traer, en los años veinte, un balcón de madera de las islas Canarias que da a la casa un guiño de acomodo burgués. Carlos hizo otros arreglos, reunió el mobiliario y cuadros que ahora pueden verse y pidió, antes de morir, que esparcieran sus cenizas en el mar, delante de la casa ("mi verdadera casa es el mar", decía). Morada humilde que transmite, sin embargo, una grandeza homérica; los colores que destacan son azul y blanco, y una calma griega domina el espacio encalado.

Manuscritos de sus obras, dibujos de artistas amigos y objetos personales mantienen la presencia del poeta como una temperatura. La casa, adquirida por el Ayuntamiento, fue abierta al público hace cuatro años. En el patio emparrado se celebran recitales y conciertos. Y al lado mismo, en el bar L'Espineta (otra botigue), una hija del poeta, Yvonnette, alimenta también a los estómagos.

» Museu Casa Barral (977 69 56 56; www.calafell.org/casabarral). Calafell. Visitas, los fines de semana. Entrada, 3,12 euros.

2. El poeta despechado y el músico de la paz

En pleno centro de El Vendrell, Cal Ximet fue comprada en 1778 por el bisabuelo del poeta y dramaturgo Àngel Guimerà. El hombre era botero, pero también payés y viñador. La casa, "nido de santas alegrías" del poeta, conserva su aspecto menestral, con el taller de botería en la planta baja, y en el primer piso, las habitaciones. En éstas, que incluyen la cocina y sala de estar con chimenea, pueden verse ediciones de las obras del escritor, la cama donde murió, en 1924, documentos y fotografías con actores de sus obras, y el escritorio. La entrada para visitar esta casa sirve también para la de Pau Casals, en el barrio de Sant Salvador, un hogar humilde con dos pisos donde nació Pau, el 29 de diciembre de 1876. Allí puede seguirse la infancia del futuro violonchelista (también su padre, Carles Casals, era organista). Frente a la casa, se construyó en 1981 un Auditori Pau Casals, del arquitecto Jordi Bonet, con vidrieras en el escenario del pintor Vila Grau.

» Casa Museu Àngel Guimerà (977 66 56 42). Calle de Santa Anna, 10; El Vendrell. La entrada cuesta dos euros, y sirve también para la Casa Pau Casals.

» Auditori (977 68 34 68).

» www.elvendrell.net.

3. El pródigo hijo de Reus

El pasado año se inauguró en Reus el Gaudí Centre, un espacio desconcertante que rompe moldes. No es un museo, sino un espacio que aprovecha la más avanzada tecnología para mostrar las raíces, enigmas y fuerza creativa de uno de nuestros artistas más admirados en el mundo. Gaudí nació en Reus en 1852 y vivió allí hasta los 16 años. Hijo y nieto de caldereros, la forma en que una plancha de cobre adquiría forma y volumen excitó su imaginación y alentó su vocación.

El centro, situado en el corazón mismo de Reus, la plaza Mercadal, se empieza a visitar por el final, por la planta 3: allí, un espectáculo audiovisual encandila y da pistas. Luego, en las plantas 2 y 1, se podrán seguir el itinerario vital y las claves humanas y artísticas del arquitecto. La visita acaba en la calle, con una invitación a prolongar la experiencia recorriendo los edificios modernistas de Reus. Gaudí no dejó obra alguna en su pueblo, pero sí varios de sus discípulos y coetáneos, que convirtieron esa ciudad burguesa en una etapa esencial del modernismo.

» Gaudí Centre Reus (902 36 02 00). Plaza Mercadal. Reus. Entrada de adultos, seis euros.

» www.reus.net/turisme.

4. "Yo pinto como un hortelano"

Mont-roig es un pueblo tarraconense de payeses, en un cerro de arenisca rojiza, donde el padre de Miró compró una masía. En 1911, el chico, que ya andaba por los dieciocho, se instaló en la casa para curar unas fiebres tifoideas, y se puso a pintar. Cultivó el detallismo casi puntillista que caracteriza su primera etapa (La masía, pueblo e iglesia de Mont-roig). Miró acudió a Mont-roig a lo largo de su vida, sobre todo en verano, pasando largas temporadas; volvió por última vez en 1976, cuando contaba 83 años, y sus convecinos le hicieron un homenaje inolvidable.

El Centre Miró se abrió en 2004 en la antigua parroquia del pueblo. Su trayectoria vital y artística se refleja en fotos, documentos y reproducciones de algunas de sus obras. Algo muy especial que allí puede verse: los cabezudos y ninots que Miró diseñó para las fiestas del pueblo, perdidos durante la guerra y que han sido rehechos a partir de sus bocetos. El templo secularizado transmite una atmósfera muy especial y permite entender algo que Miró repetía a menudo: "Mont-roig me ha dado una fuerza de árbol".

» Centre Miró (977 83 73 37). Antigua iglesia parroquial de Mont-roig del Camp. 2,50 euros.

» Turismo de Mont-roig (977 81 09 78; www.mont-roig.net).

5. La invención del cubismo

Unos años antes que Miró, también un Picasso casi adolescente había ido a reponerse a un pueblo cercano a Mont-roig, Horta de Sant Joan, en la Terra Alta. Picasso, con 16 años, curaba una escarlatina y aceptó la invitación de su amigo y compañero Manuel Pallarés, de la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, para pasar unos días en el pueblo de éste. Se quedaron nueve meses. Salían a pintar, aislándose en cuevas de Els Ports. Esa amistad duraría toda la vida de ambos, y Picasso volvió a Horta 10 años después, en 1909, esta vez acompañado de Fernande Olivier. En esta segunda estancia, Picasso pintó sus primeros cuadros cubistas. Guardó siempre una navaja de entonces, y le gustaba afirmar, un poco provocador: "Todo lo que sé lo aprendí en Horta". El Centre Picasso se abrió en 1992, en un antiguo hospital (castigado por el fuego y que había sido también cuartel); sus tres plantas documentan la relación de Picasso con Horta y muestran reproducciones de obras pintadas en el pueblo o que hacen referencia a él (dispersas por museos de todo el mundo).

» Centre Picasso (977 43 53 30; www.centrepicasso.org). Calle del Hospital. Horta de Sant Joan.

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