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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Algo se mueve en Irak

El Gobierno de Al Maliki ya controla la provincia de Al Anbar y pone fecha a la retirada americana

Aunque está todavía bastante lejos de alcanzar la estabilidad, es innegable que Irak se ha adentrado en una etapa de mayor seguridad. La violencia ha decrecido sensiblemente tras el incremento (denominado surge, en la jerga militar), en 2007, de las fuerzas de ocupación estadounidenses y el paulatino control de la vigilancia territorial a manos de los iraquíes. Resulta muy significativo el traspaso al Ejército local de la provincia occidental de Al Anbar, la mayor del país mesopotámico, que cuenta con más de un millón de habitantes, se halla a medio centenar de kilómetros de Bagdad, y es fronteriza con Jordania, Siria y Arabia Saudí.

En otras circunstancias internacionales y sin la crisis de Afganistán y del Cáucaso por medio, este hecho habría merecido gran atención. Al Anbar, pese a carecer de riqueza petrolífera, no es cualquiera de las 18 provincias de Irak. Está cargada de macabro simbolismo a través de lugares como su capital, Ramadi, y sobre todo Faluya, escenario de encarnizados combates desde la invasión americana en marzo de 2003 y de represalias de los marines. Ha sido la base de las operaciones de Al Qaeda y el bastión de la insurgencia de los suníes más radicales. Estados Unidos nunca fue capaz de controlarla, algo que ha pagado muy caro. Hubo allí un reguero de bajas civiles y militares. Desde esta región lanzaba sus operaciones la red de Bin Laden y de su lugarteniente en el área, Al Zarqaui, fallecido en junio de 2006. Desde el próximo 1 de octubre será el Ejército iraquí quien asuma el mando y financie a las milicias civiles suníes creadas hace casi dos años para combatir las células terroristas de Al Qaeda en la región. Aunque no será fácil acabar con los recelos étnicos de un Gobierno que está en manos de los chiíes.

Todo ello ilustra los numerosos y gravísimos errores estratégicos cometidos por la Administración de Bush y por el ex jefe del Pentágono Donald Rumsfeld, especialmente durante la primera fase de la ocupación. La escasez de efectivos militares y el desmantelamiento del Ejército y las fuerzas de seguridad iraquíes desbarataron el optimismo del que fuera secretario de Defensa hasta 2006. Ahora, Estados Unidos negocia con Irak un calendario de retirada de sus más de 130.000 soldados. El Gobierno iraquí quiere fijar un plazo que no rebase 2011. Washington se resiste a poner sobre el documento una fecha concreta, aunque a partir del próximo junio iniciará la salida.

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