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El deterioro de la coyuntura

La inversión cae por primera vez en 12 años y amenaza el empleo

El PIB registra el menor avance trimestral en década y media - El consumo se desacelera con rapidez - Economía atribuye el frenazo a causas externas

Claudi Pérez

Se sabía de la parálisis de la economía española por los carteles de se vende en miles de pisos, la anemia de los botes de propina en los bares, los primeros problemas con el paro y la confianza del consumidor convertida en un oxímoron. Hasta el Gobierno, empecinado en negar la crisis, acabó por aceptarla a regañadientes.

Los datos oficiales evidencian desde hace tiempo la percepción de fin de ciclo tras casi 15 años de fenomenal bonanza. El Instituto Nacional de Estadística (INE) fue ayer un paso más allá y certificó que el crecimiento en el trimestre primaveral fue de un magro 0,1% (un 1,8% interanual), el peor dato en 15 años. Pero sobre todo confirmó que esa coletilla -el peor dato en años- se puede aplicar a casi todas las cifras importantes de la economía española.

El Gobierno no cree en la posibilidad de recesión en los próximos trimestres
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Las tripas del Producto Interior Bruto (PIB) demuestran que lo que empezó como un reventón de la burbuja inmobiliaria contamina ya al conjunto de la economía, con cifras negativas en el sector industrial.

La inversión cae entre marzo y junio el 0,2%, el primer retroceso en 12 años, básicamente por la recesión que experimenta ya el sector inmobiliario. La amenaza para el empleo es cada vez más patente. Y, como en un círculo vicioso, el miedo al paro se deja notar en las expectativas: el deterioro de la situación económica ha llevado a las familias españolas a cerrar el grifo de gasto, con un leve avance del 1,2% entre marzo y junio, el peor nivel desde la salida de la crisis de 1993.

Esos síntomas se dejan notar de forma transversal en el conjunto de la economía. En las menores ventas de coches, en el desánimo del comercio, en las carteras de pedidos de las empresas y en muchos otros indicadores.

"No son buenas noticias", resumió ayer el secretario de Estado de Economía, David Vegara, que citó como principales causas de la atonía de la economía española el desplome inmobiliario y la crisis financiera internacional.

Pero no todo son sombras. El Ejecutivo se aferra a la mejoría del sector exterior: la demanda externa pasa a contribuir positivamente al crecimiento por primera vez desde 2001. El Ministerio de Economía subraya el hecho de que España mantiene una velocidad de crucero positiva frente a la caída del PIB de la eurozona, y destaca el buen comportamiento del empleo, que con la que está cayendo crece el 0,4% interanual (69.400 empleos más). El problema es que ese análisis es incompleto: el déficit exterior supera el 10% del PIB y sigue creciendo a pesar de que la desaceleración debería reducir ese agujero con rapidez. Además, pese a que persiste el diferencial a favor de España, el frenazo de la economía española es más brusco que el del conjunto de la eurozona y anticipa mayores problemas. Y el empleo cae ya en tasas intertrimestrales desde finales de 2007, según los datos del INE.

Vegara insistió en una breve comparecencia pública en el guión de las últimas semanas. A la pregunta de siempre -¿cabe la posibilidad de recesión?-, la respuesta de siempre: "El Gobierno no trabaja con esa hipótesis". "El crecimiento del 0,1% será parecido en los próximos trimestres, y eso es compatible con las previsiones del Gobierno", afirmó Vegara.

El Ejecutivo mantiene que la economía crecerá el 1,6% en el conjunto del año, pese a que la mayoría de las casas de análisis presentan pronósticos más pesimistas. Para el número dos de Pedro Solbes, "con la información disponible, no vemos", que supondría dos trimestres consecutivos de caída del PIB.

El PP aseguró en septiembre del año pasado que España estaba en recesión, cuando crecía al 4%. El responsable económico, Cristóbal Montoro, siguió ayer en esa línea inaugurada por Eduardo Zaplana el pasado verano, calificó la situación como "dramática" y subrayó la "incapacidad" del Gobierno para frenar el deterioro económico y el repunte del paro.

Los expertos son más mesurados, ante el colchón del gasto público y la mejoría del sector exterior. Para José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, el consumo "está prácticamente estancado por la destrucción de empleo y la caída de la confianza. Los datos de inversión confirman el frenazo residencial. Pero el sector exterior ayuda a suavizar el ajuste". La moderación de precios del crudo y la devolución de impuestos "deberían dar cierto soporte al consumo privado" en los próximos meses, según Díez.

José Ramón Díez Guijarro, del IE Business School, destacó que la crisis financiera "ha supuesto un golpe de gracia", y con ella "toca apretarse el cinturón, ahorrar más y, por tanto, crecer menos de lo que estábamos acostumbrados". "Podemos ir dando por cerrado un modelo de crecimiento que ha durado dos décadas e ir pensando que va a ser necesario algo diferente para competir a partir de ahora", remachó.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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