Pájaros de barro
A diario, son muchas las víctimas que perecen en su intento de arribar a las Islas Canarias, al archipiélago paradisíaco. Sin embargo, la ya restrictiva regulación europea en materia de inmigración no ha hecho más que terminar de cerrar la puerta de entrada a quienes desean venir de forma legal.
En vez de establecer unos cupos, un número mínimo de permisos a través de las embajadas de España en cada país africano (una esperanza para quienes allí sueñan con trabajar aquí), se les ignora como si no fueran seres humanos descendientes de un cruel comercio de prisioneros, esclavos, durante siglos... Occidente sigue explotando los recursos de África, pero se lava las manos como Pilatos. El mismo Vaticano pide perdón a las víctimas del Holocausto nazi, pero ignora a las actuales víctimas del gran campo de concentración africano.
Esta ley sólo deja como alternativa lanzarse desesperadamente al oscuro océano de la muerte, donde decenas de miles de esqueletos flotan preguntándose qué delito cometieron para merecer este desatino. Europa se mira el ombligo y sólo contrata a nuevos comunitarios del Este. Los morenos, mientras tanto, hacen pájaros de barro y los echan a volar...
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