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Pena de muerte para un cómplice

Tejas confirma por cuarta vez una ejecución para el secuaz de un asesino

El Estado de Tejas ha decidido aplicar la inyección letal al preso Jeffery Lee Wood. Wood, de 35 años, fue condenado a la pena de muerte en marzo de 1998 por el asesinato de Kriss Keeran, dependiente de una estación de servicio de la localidad de Kerrville. Sin embargo, el reo no apretó el gatillo. Tampoco presenció la muerte. Fue, simplemente, un cómplice en el asesinato. Desde ese año se encuentra en el corredor de la muerte.

El 2 de enero de 1996, a las seis de la mañana, en el momento en que Keeran fue asesinado, Wood estaba esperando a la puerta de la gasolinera en el coche de su hermano. El trabajo sucio lo hizo su amigo Danny Reneau, que ya fue ajusticiado en 2002. Wood fue condenado por permitir el crimen y no asistir a la víctima. El crimen de complicidad sólo se ha castigado con la pena de muerte en ocho ocasiones en la historia reciente de Estados Unidos, desde la restauración de la pena capital en 1976. La comisión oficial tejana encargada de revisar la aplicación de la sentencia ha visto pruebas necesarias de criminalidad en la conducta del condenado y se han negado unánimemente a considerar un perdón, un aplazamiento o un nuevo juicio.

"Después del tiroteo", explica un informe forense de la Fiscalía General del Estado, "Wood entró en la tienda y ayudó a Reneau a robar la caja fuerte, la caja registradora y la grabadora de vídeo conectada a la cámara de seguridad".

Uno de los argumentos que más ha repetido la fiscalía de Tejas para defender la aplicación de la pena de muerte es que Wood "admitió ante los agentes de policía que oyó el disparo y que entró en la tienda, donde vio a Keeran desangrándose tras el mostrador". De hecho, Jeffery Lee Woods firmó una confesión policial en la que se detallaba, paso a paso, su implicación en el crimen. Este documento permitió que el fiscal del caso le acusara de complicidad en un homicidio premeditado.

La ejecución estaba prevista para la madrugada de hoy, pero un juez federal la aplazó anoche al admitir a trámite un recurso de los abogados en el que alegan que su cliente no puede ser ejecutado por su historial de salud mental. Los abogados de Wood defendieron, en el juicio y en las subsiguientes apelaciones, que su cliente es una persona de limitado intelecto e incapaz de razonar por sí mismo.

Según las pruebas médicas presentadas en el juicio por la defensa, Woods nunca se enteró de que su cómplice llevaba un arma ni de que el objetivo era asesinar a un dependiente. Aunque insistieron en que Woods no estaba mentalmente capacitado para ser llevado a juicio, acabó siendo condenado a muerte.

Desde que la pena de muerte entrara en vigor en 1976, Tejas ha ajusticiado a tres cómplices de asesinato. El último caso de estas características sucedió en el Estado de Oklahoma. Steven Hatch fue condenado a muerte por un crimen cometido en 1979. Entró a robar en una vivienda, abusó de los cuatro miembros de la familia que residían en ella y esperó en la puerta mientras su cómplice, Glen Ake, mataba a tiros a los padres. Hatch fue ajusticiado el nueve de agosto de 1996.

Su cómplice, el que apretó el gatillo y asesinó a Richard y Marylin Douglass, evitó la pena capital y cumple una condena a cadena perpetua.

La cámara de ejecuciones de la prisión tejana de Huntsville, vista desde la sala de testigos.
La cámara de ejecuciones de la prisión tejana de Huntsville, vista desde la sala de testigos.AFP
El condenado Jeffery Lee Wood.
El condenado Jeffery Lee Wood.AFP

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